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La ola y el submarino

yellow submarine

El candidato que en las boletas electorales figura como Miguel Ignacio Torres, popularmente conocido como Miguel del Sel, no está solo en el desafío de gobernar Santa Fe. Sus carencias de formación como cuadro político, la falta de experiencia en la gestión y sus limitados conocimientos acerca de los asuntos públicos intentan ser suplidos por lo que el propio postulante define como unos “equipos técnicos formidables”. Un laboratorio de expertos diseñado en Buenos Aires. De hecho, la campaña del PRO adoptó este año como consigna la frase “El equipo del cambio”, que apunta a exhibir al Midachi como el rostro agradable de un aparato conformado por técnicos preparados para llevar adelante la administración, que equilibren sus déficits. La delegación Santa Fe de la Fundación Pensar, el think tank que produce programas y proyectos para el PRO, constituye la fragua de esos equipos que –en los hechos– representa el submarino de la ola amarilla que emerge sobre la superficie con la marketinera figura del humorista. Algunos de sus integrantes son santafesinos radicados en la ciudad de Buenos Aires, donde trabajan en la gestión de Mauricio Macri. Uno de esos jóvenes brillantes, con chances de ocupar el Ministerio de Economía provincial si Del Sel se impone en las elecciones del 14 de junio, fue asesor de Pedro Pou en el Banco Central durante el menemismo, jefe de economistas de la consultora del ultraliberal Miguel Ángel Broda (el que habitualmente pronostica catástrofes fallidas) y estuvo conchabado en el Ministerio de Economía nacional en un bienio muy recordado: 2001-2002. Otro, formado en la Universidad de Rosario, fue cuestionado en su cargo del gobierno porteño en 2012 por otorgar licitaciones millonarias –con oferente único– a un amigo suyo, también rosarino. Además, hay un gran empresario del norte de Santa Fe, vinculado a una tradicional aceitera y director del Puerto de Rosario en la grilla de asesores del equipo de Miguel. El más conocido de todo, aunque mantenido en un discreto segundo plano, es Juan Carlos Mercier, ex ministro de Hacienda de la última dictadura y dos veces ministro de Carlos Reutemann, en ambas gestiones del ahora senador aliado al PRO. Un repaso por los perfiles de quienes se ubican detrás del candidato permite entender por qué cuando Del Sel interrumpe el canto, el baile o las frases de contenido universal –del tipo “merecemos vivir mejor”– para deslizar una pizca de su proyecto político, dice cosas como “hay que tener un Estado más chico y eficiente”. La noche del 19 de abril, tras el festejo por los votos obtenidos en las elecciones primarias, Miguel habló en un pasillo con dos medios televisivos nacionales que lo abordaron. Les dejó una definición de política económica en un eventual gobierno suyo: “No hay que despilfarrar, hay que tener un Estado más chico y eficiente, todas esas cosas que uno va escuchando y entendiendo”. Esas cosas que escucha las dicen, según explicó, quienes integran sus “formidables equipos técnicos”. Porque, si bien él tomó cursos y se formó durante estos años, no puede “saber de todo” ni tampoco pretenderse que, de golpe y porrazo, sea “ingeniero,médico, abogado”, dirá esa misma noche en rueda de prensa. Pero hay quien piensa por él.
DE TAL PALO, TAL LASPINA Por sus antecedentes académicos y laborales, Luciano Laspina, un economista de 42 años que desde que Del Sel renunció a su banca en la Cámara baja es diputado nacional por Santa Fe, podría encasillarse como “el pollo” de Juan Carlos Mercier. Pero Laspina, economista egresado de la Universidad de Rosario, tiene una mirada más moderna que la del ex ministro de Economía santafesino durante el último tramo de la dictadura militar, cargo que ocupó dos veces más en ambos gobiernos de Reutemann. En abril pasado, quien suena como posible ministro de Economía de un eventual gobierno del Midachi, mostró en una entrevista con Clarín que no es un cuadro tradicional de la vieja Ucedé de la familia Alzogaray. Consultado sobre si prefiere el Estado o el mercado para la “economía que viene”, respondió: “Hay que promover la asociación público-privada que es una diagonal entre el estatismo y la privatización. Ambos extremos fracasaron”. Pero a uno de esos extremos nunca arribará. “La provincia ya tiene una presión tributaria elevada”, dijo al descartar una reforma impositiva “para subir la carga fiscal a los contribuyentes”. En la misma entrevista dijo que a Del Sel “lo obsesiona la diferencia de opinión entre los economistas argentinos”. “En otros países las diferencias son de matices. «Los kicillofs» en el mundo son un fenómeno exótico, aún para la academia”, completó. El currículum de Laspina revela la contracara del exotismo de Axel Kicillof. Entre 1998 y 2000 fue asesor de la presidencia del Banco Central de la República Argentina (BCRA), durante la gestión de Pedro Pou. Su estancia en el Central abarcó el final del gobierno de Carlos Menem y el inicio del breve período de Fernando De la Rúa. Integrante del Centro de Estudios Macroeconómicos (Cema), el think tank fundado durante la última dictadura para apoyar su plan económico y brindarle cuadros técnicos, Pou fue recordado por el diario La Nación, cuando falleció en enero de 2013, como “un economista de pura cepa liberal”. Laspina posee un master en economía en la universidad del Cema. Del Banco Central, Laspina pasó a la actividad privada. En 2000-2001 trabajó en el estudio del consultor ultraliberal Miguel Ángel Broda, el que vaticinó en 2002 un dólar a 20 pesos y plantea la necesidad imperiosa de una devaluación. En 2001 el potencial ministro de Economía de Del Sel volvió a tener un conchabo estatal hasta el año siguiente. Fue en la Secretaría de Política Económica del Ministerio de Economía nacional, en la que se mantuvo durante la devaluación post crisis de diciembre de 2001. Desde 2007, Laspina ligó su suerte a la de Macri, al ocupar el cargo de Economista Jefe del Banco Ciudad de Buenos Aires, hasta que reemplazó a Del Sel en la Cámara de Diputados.
Antes fue uno de los cofundadores de la consultora Macrovisión. Su formación ortodoxa es un antecedente que anticipa el perfil de provincia que prefigura el macrismo si gana Santa Fe. AMIGAZO Damián Specter se recibió de licenciado en Comunicación Social en la Universidad de Rosario, en 1992. Integra la regional Santa Fe de la Fundación Pensar y Miguel Del Sel lo presentó como el experto en Desarrollo Económico de sus equipos técnicos. Desde diciembre de 2007 es el director de Promoción de Inversiones de la ciudad de Buenos Aires, donde creó el Centro de Atención al Inversor (CAI) y está a cargo del Distrito Tecnológico porteño. Según su currículum, Specter se especializó en marketing y finanzas y en el sector privado fue operador comercial de La Plata Cereal, así como tuvo un paso de 14 años por el entonces Grupo Roberts, luego adquirido por el HSBC. Si bien no es una personalidad conocida, Specter obtuvo una indeseada aparición en los medios de comunicación cuando el diario Tiempo Argentino reveló que, como organizador del XII Encuentro Iberoamericano de Ciudades Digitales, realizado el 10 y 11 de octubre de 2012 en el Hotel Hilton de Puerto Madero, gastó 6 millones de pesos. La cifra, discutible en relación a otros eventos similares, no es lo que le generó un problema, sino que la licitación para la realización de la actividad la haya ganado el único oferente que se presentó al concurso público: el Grupo SG, del especialista en negocios inmobiliarios Silvano Geler. Según el sitio web La política on line, al igual que Specter Geler también es rosarino y son amigos. En una nota publicada el 23 de octubre de 2012 tituló: “Specter: el polémico rosarino que sacude al gobierno de Macri”. De acuerdo a la investigación publicada por Tiempo Argentino, ese año Geler no sólo obtuvo la licitación del encuentro de Ciudades Digitales como único oferente, sino que también consiguió otros contratos. “En los primeros diez meses del año, ya se alzó con cuatro contratos de este tipo por un total de 12,1 millones, sin que se hubiera presentado ningún competidor para disputarle el podio de la victoria”. Siempre según la misma nota, “Geler se quedó el 24 de enero con el servicio de newsletter de comunicación para el Distrito Tecnológico/Audiovisual, por 102 mil pesos” y “el 26 de marzo, sumó otro millón de pesos del mismo ministerio para realizar el Seminario Internacional de Distritos Industriales e Internacionalización de Empresas”. Había conseguido un contrato más, por cinco millones, pero Macri lo bochó. Según La Política online –que tituló “Macri tuvo que suspender un evento millonario por el escándalo con Specter”– fue por las revelaciones de Tiempo Argentino. “Luego de la polémica que se desató por el nexo del funcionario de Desarrollo Económico con un empresario amigo que no paraba de ganar licitaciones, el gobierno porteño debió suspender Buenos Aires Futura 2012, que ya había preadjudicado por 5 millones de pesos a esa misma compañía y se iba a realizar a partir de hoy en el Planetario”, sostiene un artículo del 23 de noviembre de 2012. Specter también forma parte de los equipos técnicos de Miguel Del Sel, en el área de Desarrollo Económico. EL ACEITERO El candidato del PRO también sumó a su grupo de asesores a un empresario de reconocida trayectoria en la provincia, parte de una familia tradicional del norte provincial: Gustavo Luis Nardelli. De apellido materno Vicentín, Nardelli tiene 53 años y participa de la empresa familiar Vicentín, de la localidad de Reconquista. Afincado en San Lorenzo, Nardelli tiene o tuvo intereses en otras firmas como Inmobiliaria Funcional SA y Negu SRL. El empresario hizo pie en Rosario cuando Vicentín se incorporó a Terminal Puerto Rosario, la operadora de los muelles locales concesionados. Desde hace un lustro es director de TPR y participa de la administración del puerto rosarino, así como también está vinculado al negocio del biodiesel en el cordón industrial del Gran Rosario. Nardelli aporta la mirada del empresariado santafesino en las filas del PRO, que no posee un dirigente obrero en sus equipos, aunque el sindicato de los Plásticos aporta en las listas legislativas.
Fuente: Revista «El Eslabón», Rosario

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