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Los Bomberos Voluntarios de La Boca cumplen 50 mil días ininterrumpidos de servicio solidario

El Cuerpo 1 de Bomberos de La Boca, el primero integrado por voluntarios en la Argentina y que dio origen a una red de 900 cuarteles diseminados en todo el territorio que reúnen a más de 43.000 efectivos, cumple este domingo 50.000 días de trabajo ininterrumpido y ad honorem, lo que se celebrará con festejos que se extenderán hasta el 2 de junio, día del Bombero Voluntario.
La institución, creada hace 136 años por inmigrantes italianos, intervino desde su creación, en estos 50.000 días, en gran cantidad de siniestros y tragedias como el accidente de aviación de Lapa en 1999, como los incendios de Cromagnon y de Iron Mountain en el que perdieron la vida ocho bomberos, informó a Télam el comandante general y jefe del Cuerpo, Marcelo Medina.
Fuera de la ciudad participaron «en incendios forestales del Bolsón, en el Perito Moreno, en las islas en Baradero», dijo Medina quien lideró un equipo de búsqueda que trabajó en el terremoto de México y destacó que la institución cuenta con una escuela canina de rescate.
Por otra parte, hace más de una década Bomberos Voluntarios abrió las puertas a las mujeres para que ingresen al cuerpo activo y hoy representan el 40% de la dotación, y a bomberos que ya no son necesariamente vecinos.
Todo está en permanente cambio, hasta la sirena que se escuchaba en La Boca hoy se transformó en un grupo de whatsapp.
Medina cuenta que creció en el cuartel y con 14 años tuvo su primer incendio generalizado en el Dique 1. «Con el cambio de leyes eso hoy sería imposible: las edades, la forma de abordar los incendios, la preparación, hoy la capacitación es todo y el nivel profesional es de excelencia», sostuvo.
Los cadetes tienen entre 14 y 18 años, y se capacitan hasta poder intervenir en los incendios. Desde los 18 años hasta los 60 se puede ser aspirante a bomberos o bomberos y por último está la Reserva, que son aquellos que por distintos motivos se retiraron,»pero son los que mantienen vivo el espíritu de bomberos», explicó Medina.
De la mano de inmigrantes italianos, especialmente genoveses, el cuerpo de Bomberos Voluntarios cobró vida a partir de un incendio que en diciembre de 1883 comenzó a propagarse sobre la ribera del Riachuelo amenazando con destruir los caserones, conventillos, barcos y almacenes y fue entonces cuando uno de los jóvenes del barrio sintió la necesidad de actuar.
«¡Adelante los que se animen, vamos apagar el incendio!», arengó Oreste Liberti, de apenas 22 años, que se convirtió así en jefe de un grupo de bomberos improvisados que aplacaron el fuego con baldes que llenaban en el Riachuelo.
A partir de esa experiencia, el joven y su padre Tomás Liberti convocaron a una reunión de vecinos en el Ateneo Iris, el domingo 2 de junio de 1884, en la que tras un breve debate se aprobaron las bases para la «Asociación Italiana de Bomberos Voluntarios de La Boca».
«Esa fecha quedó instaurada como la fecha fundacional en la que se conmemora el Día del Bombero Voluntario en recuerdo a ese acontecimiento», dijo Medina.
Este joven italiano y su padre habían llegado por la apertura del país a los extranjeros, ya que la Ley de inmigración, de 1876, provocó una transformación vertiginosa del barrio de La Boca, que pasó de tener unos 4.362 habitantes en 1869, a tener 24.498 en 1887.
Mayormente marineros, changadores, carpinteros, costureras y lavanderas, viviendo en los más de 2.800 conventillos que había el barrio.
Con la decisión de fundar la asociación de bomberos, las primeras oficinas se montaron en una casilla de madera sobre la calle Necochea y al frente colocaron un letrero con el lema que todavía hoy guía a la institución: Volere è potere («Querer es poder»).
Y al poco tiempo tuvieron su bautismo de fuego, en un incendio de gran magnitud en una gran fábrica de velas de Barracas al Sud.
Pero la Institución no se ancló en recordar su honroso pasado, sino que se fue transformando al ritmo de los cambios del barrio y de la sociedad.
Un presente que suma a los vecinos de La Boca, llevando a cabo actividades para los niños y jóvenes más vulnerables, que da talleres, que se ofrece como espacio de encuentro para el barrio.
El Cuerpo de Bomberos Voluntarios ocupa «un lugar protagónico en la vida barrial» de ahí que uno de sus proyectos sea «poner en funcionamiento el Instituto Superior de Formación Profesional, a disposición de los bomberos y abierto a la comunidad, para que todos los vecinos tengan la oportunidad de cursar una carrera», detalló el comandante de la dotación.
La historia de la institución fue recuperada por Pablo José Rey, autor de «Bomberos de La Boca, querer es poder», único libro que recolipa los años de vida Bomberos Voluntarios.
Rey aseveró, en diálogo con Télam, que la historia de Bomberos Voluntarios «tiene un mensaje muy vigente, que es el claro ejemplo del ciudadano haciéndose responsable de sus propias necesidades, dejando de lado sus propias diferencias -y las había y muchas entre los inmigrantes italianos- y ponerse de acuerdo en pos de una necesidad común».
«La familia ocupa un lugar enorme. Basta sólo pensar en el hecho de que todos los bomberos trabajan de otra cosa, esta es una actividad ad honorem, y el tiempo que ofrendan es el tiempo que uno naturalmente dedica al ocio o a su familia. El apoyo familiar y el orgullo que tiene la familia de que un integrante sea bombero es muy grande», consideró.
Todo forma parte de «una tradición que se transmite de padres a hijos, parejas que se formaron dentro del cuartel, varios hermanos unidos en este servicio, mujeres que reparten su vida doméstica con la del servicio y las guardias», según el libro, que se puede descargar gratuitamente desde la web de la institución.
Fuente: Telam

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