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Los niños y su derecho a una familia que los ame: una ex-jueza de familia venadense cuenta cómo es acompañar todo el proceso de adopción

“Una joven embarazada optó por dar su hijo por nacer en adopción. Delegación de Niñez alojó al niño una vez nacido con una familia y solicitó al juzgado que lo declare en situación de adoptabilidad. En ese momento se presentó un muchacho que dijo haber sido el novio y quería al niño. Se oyeron a todos los involucrados, ella no negó que era hijo de él pero lo había denunciado por violación. Sin embargo, él pudo probar que habían sido novios y se habían peleado, el ADN dio positivo y como era el padre, no correspondía la adopción. Entonces, la mujer quedó privada de la responsabilidad parental y le otorgué a él la responsabilidad parental (ex patria potestad) unilateral. Así que el papá lo criará.” como estos miles de casos familiares que llegaban cada día a la ex jueza de familia, Dra. Nancy Grasso. Desde Pueblo Regional, dialogamos con ella para conocer un poco más acerca del proceso de adopción en Santa Fe y su experiencia a cargo de una de las áreas más sensibles.

Para el común de las personas, ajenas al conocimiento jurídico, la responsabilidad pasa pura y exclusivamente por la decisión de un juez que cambiará la vida de un menor para siempre. Sin embargo, es Grasso quien explica “para llegar a la decisión de que un niño sea adoptado, previamente han intervenido otras instituciones , ello según lo dispone la ley de Protección de NNA 26061 a nivel nacional, acogida por la ley 12967de la provincia de Santa Fe: generalmente es  acción social del municipio o comuna, en ocasiones interconectadamente con el hospital o con la escuela. A estas instituciones se las  denomina “primer nivel de intervención” y son quienes trabajan tratando de solucionar el problema familiar y/o la situación de vulnerabilidad del niño en su familia.  Cuando estas medidas no dan el resultado esperado,  o la situación tiene una gravedad que pone al niño en una situación de riesgo que no se puede  salvar de otro modo, recurren a un segundo nivel de intervención, que en nuestra zona es la Delegación de Niños/as y adolescente, quien adopta la medida de separar al niño de sus progenitores”.

Durante 6 meses el niñoo queda al resguardo de otros familiares, de una familia de la comunidad o en su caso de un hogar para niños mientras se trabajará con la familia, Pasado ese plazo, si las instituciones administrativas antes mencionadas evalúan que no es posible el retorno del niño con ninguno de sus progenitores porque ellos no pueden garantizar sus derechos, se le solicita al juez su adoptabilidad.  Entonces, a partir de dicho momento intervendrá una nueva entidad: el registro de adoptantes (RUAGA) quien enviará una serie de postulantes que se adapten a lo requerido y, entrevistas de por medio con la autoridad judicial, se analizará la posibilidad de cada uno de ellos.

“Cuando todo acabe, habrá pasado un tiempo sumamente valioso para el niño” manifiesta Grasso quien en este sentido considera, con una mirada mucho más abarcativa que “es muy difícil conjugar este tipo de proceso con las garantías de los demás procesos judiciales, ya que eso se traduce en tiempo, tiempo de vida de un niño, que no debe ser desperdiciado. Pero también es necesario un tiempo de trabajo con los padres biológicos, quienes muchas veces también han sido víctimas de maltratos y abusos. No hay un final anunciado en la mayoría de los casos, son personas que necesitan ayuda”. Teniendo en cuenta esta manera de analizar la situación la Doctora plantea que es necesario replantear la capacitación de los agentes de primer nivel en este trabajo. Y acortar algunos tramos del proceso judicial. “La informatización del trámite judicial que se comenzó a realizar durante 2020/2021 resulta en este sentido eficiente, ya que ahorra tiempo por ejemplo en las notificaciones. Además, y por sobre todo, en necesario empatía de todos los que intervenimos en el proceso para poder ver más allá de él, para tener presente siempre que lo que está allí no es un proceso, es una persona, y es la vida de esa persona la que está en juego”Agrega.

Desde su experiencia personal relata que “hay dos cosas muy pero muy duras: una es cuando hay que decirle a un niño que no encontramos familia para él y la otra cuando la familia con la que se está vinculando para ser adoptado no quiere seguir adelante. No es lo común, pero ha sucedido. Aun así los chicos son increíbles: una adolescente que estaba vinculándose con una mujer para su adopción que no fue me dijo: “ es que ella necesita alguien que la acompañe y yo no puedo darle lo que ella necesita, así que es mejor  que me vuelva. Voy a estar bien” y empezó  con otros proyectos de vida.  Así también, otras veces se producen encuentros maravillosos, es como si se hubiesen estado buscando toda su vida”.

 

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