Gracias al “dólar soja” 2.0″, el Banco Central revirtió la tendencia esquiva de octubre y noviembre y alcanzó el target de reservas trazado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). El complejo sojero exportó 6,1 millones de toneladas, que se tradujeron en liquidaciones por US$3155 millones (superando el objetivo trazado por CIARA). Esto permitió la compra, por parte del Central, de US$2321 millones y, con el desembolso del BID por US$500 millones mediante, se pudo sobre cumplir el objetivo de reservas (con un stock estimado de US$7600 millones versus una meta de US$6575 millones al 31 de diciembre).
El corolario es que la autoridad tuvo que convalidar un tipo de cambio de $230 para adquirir estas divisas (con un efecto monetario equivalente de $252, al comprar a $230 y vender a $170), por lo que se descuenta que, terminado el esquema, volverán las ventas. Se estima que el Banco Central podría desprenderse de US$1000 millones mensuales en el MULC entre enero y marzo, a lo que se agrega al pago de cupones de bonos soberanos por US$1050 millones en enero. Dada la presión que pesaría sobre las reservas en abril, se descuenta que un “dólar soja 3.0″ sería ofrecido para incentivar la liquidación de la cosecha gruesa. Si la sequía afecta a la soja y al maíz como al trigo (la producción se contrajo 50% anual), podríamos estar ante un game changer, que altere la dinámica del dólar oficial.
Licitación del Tesoro, con sensaciones encontradas
En la licitación de la última semana de 2022, el Tesoro sorprendió al mercado asegurándose fondos que más que quintuplicaron los vencimientos ($344.000 millones versus $62.000 millones). De esta manera, el financiamiento neto de $282.000 millones se agregó al de $419.000 millones de la licitación del 14 de diciembre, totalizando $701.000 millones en diciembre (0,85% del PBI).
Paradójicamente, en el mes de máximo estrés sobre la deuda en pesos desde la llegada de Massa, tras nula obtención de fondos frescos en octubre y noviembre, se obtuvo el mayor financiamiento del año. No obstante, el resultado no sería todo lo auspicioso que parece, ya que la demanda habría provenido del sector público. Como muestra de la tensión aún reinante, las compras de deuda del Tesoro por parte del Banco Central no se detuvieron y acumulan $550.000 millones desde mediados de octubre.
Dólares libres de mayor a menor
Los dólares libres, particularmente el blue, estuvieron marcados por sus vaivenes. La divisa informal llegó a escalar hasta los $360 pesos el miércoles, para terminar cotizando, el viernes, en $346. Recortó, así, la suba semanal a $6 o 1,8%. Más allá del retroceso parcial, acumuló una suba de $32 (10,2%) desde el 12 de diciembre. Casualmente, ese día entró en vigencia la liquidación a dólar MEP de las tarjetas de extranjeros, quienes se habrían corrido de la oferta en el mercado informal.
El MEP y el CCL mostraron subas más moderadas, de 0,8% y 1,3%, y cerraron la semana en $330 y $339, presuntamente debido a fuertes ventas de bonos en dólares contra pesos por parte de entes oficiales, que contuvieron la escalada. Dada la fuerte emisión monetaria que, aun limitada en Adelantos Transitorios por el FMI, siguió por otras vías, no debería sorprendernos que los dólares superen en breve los $400. Si bien se trataría de récords nominales, todavía estamos muy lejos de los valores de crisis de octubre 2020 (para el CCL, $620 ajustado por inflación) y julio 2022 ($460).
De todas maneras, como contrapeso habría comenzado a operar el trade electoral, que, al descontar un triunfo de la oposición, favorece una apreciación del peso.
Mala semana para los bonos
La deuda soberana no logró sostener el rally iniciado a mediados de octubre. La paridad promedio ponderada de los globales cayó 2,3% en la semana, quedando en US$27,7, tras haber tocado un pico de US$29,2 el 21 del mes pasado. Ante una deuda emergente global que solo bajó 0,3% en el mismo lapso, cabe atribuirle el retroceso casi enteramente a factores locales.
No obstante, tomando mayor perspectiva, los bonos cierran el año mucho mejor de lo imaginado hace algunos meses. La suba acumulada desde el doble piso de julio (llegada de Massa) y octubre trepa a 37%. Una política económica algo más racional que la de Martín Guzmán dio suelta al trade electoral, que promete ser el gran driver de 2023. ¿Un primer mojón? El pico posPASO 2021 (con un holgado triunfo de la oposición) fue de US$39, un 41% por encima de los niveles actuales.
El Merval fue la estrella del año
Las acciones locales tuvieron una performance sobresaliente en 2022. El Merval cerró el año en torno a US$590, con una suba de 43% de punta a punta, y de 76% tras el mínimo de US$334 marcado en julio, durante la breve gestión de Silvina Batakis.
La suba y sus fundamentos deben escindirse en dos etapas: i) una, entre julio y septiembre, regida por la llegada de Sergio Massa al Ministerio de Economía, quien aportó cierta racionalidad a una macro que se encontraba al borde de una explosión nominal (aun mayor a la actual); ii) otra, entre octubre y diciembre, cuando parece haber comenzado el trade electoral. Debe destacarse que la bolsa, que cerró el año en los máximos de la gestión de Alberto Fernández, subió a contramano del mundo. El S&P 500 cayó 19% en términos anuales y el índice de mercados emergentes (MSCI Emerging Markets ETF), 21%.
*El autor es economista jefe de PPI
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