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Subir el Aconcagua a los 63 años: “con esfuerzo y cabeza, todo se puede”

Ricardo Poggi completó la hazaña de su vida el pasado 24 de enero al hacer cumbre en el Aconcagua junto a sus hijos Fiorella y Astor. A sus 63 años, contó cómo, a partir de su retiro de la Fuerza Aérea, descubrió su amor por el montañismo y gestó su sueño.

El enorme logro del villamercedino, más que un hito deportivo a su edad, se trata de una historia de superación y de un mensaje de aliento para todo aquellos que deseen ponerse metas gigantes como la suya:

“Si vos te proponés algo y tenés un sueño, a pesar de todos los problemas que puedan surgirtenés que ponerle ondacabeza y superarloLa edad no te la saca nadiepero se puede. Nada es imposible, pero hay que meterle cabeza y pasión a lo que vos querés”.

El descubrimiento de su amor por el montañismo

Tras retirarse en el año 2013 con el cargo de Suboficial Mayor de la Fuerza, título obtenido tras 36 años de servicio, Ricardo contó que tuvo que replantearse su día a día. “Ahí empecé un cuestionamiento, al terminar una etapa y empezar otra”, comentó en entrevista a Vía San Luis.

“Me gustaron siempre los deportes. Una de las cosas que siempre me gustó fue hacer trekking, por eso empecé a darle con todo a esa actividad, con el estímulo que mis 2 hijos también tienen la misma pasión”, relató acerca de lo que sería, sin saberlo, el comienzo de su mayor hazaña.

Sus inicios en el senderismo y sus metas

“Empezamos con el trekking en las sierras de San Luis, luego anduvimos por el norte y el sur del país y de a poco fuimos ganando altura.

Un día empezamos a incursionar en las montañas de Mendoza, que tienen una infraestructura y logística que no tienen otro tipo de cerros. De ahí hicimos mucho Cordón del Plata. Ahí fuimos aprendiendo y comprando los equipos, porque a medida que vas subiendo hay más frío y no es lo mismo que hacer trekking en las sierras”, contó.

De esta manera, con ansias de superación a cada paso, Ricardo detalló cómo surgió la idea de subir el Aconcagua, la montaña más alta de Sudamérica, junto con sus hijos y nada menos que a su edad.

“El montañismo siempre te lleva a tener ese deseo de avanzar. Veíamos como una utopía en un principio el tema del Aconcagua, sobre todo yo, a mi edad. Pero hace 2 años se hizo intenso el deseo y nos pusimos en campaña: en equipamiento, en estado físico, en cabeza sobre todo”.

Pero el camino no sería fácil: una lesión en 2020, sumado a un temporal durante su expedición, estuvieron a punto de arruinar su sueño.

Los obstáculos que debió sortear Ricardo

Siempre adepto a los deportes, su preparación en gimnasios, ciclismo y natación lo llevaron a tener un muy buen estado físico. Pero una lesión muy grave casi lo complica.

“Tuve unos problemitas, se me cortó el tendón de Aquiles hace 2 años en un partido de pádel”, comentó Ricardo. “El doctor me había dicho que me iba a ayudar a volver a caminar, pero no a lo que le estaba pidiendo, subir una montaña”.

Pero su perseverancia lo llevó a superar una lesión que demandaba un año de recuperación, en 4 meses. “Al cuarto mes ya estaba subiendo al Morro (imponente cerro de San Luis)”, comentó entre risas.

La experiencia en el Aconcagua

Ricardo comentó que, en medio de su travesía, cumplió sus 63 años en el Parque Aconcagua, “con un budín y una velita, el 14 de enero”.

Pero, aun habiendo superado su lesión, en medio de la expedición se encontraría con una nueva complicación: se toparon con un temporal en la montaña que los detuvo por 5 días.

“Planificamos la expedición en 7 días. Pero nosotros planificamos nomás, después la montaña te dice en cuánto tiempo lo vas a hacer.

Dicho y hecho, nos agarró un temporal en altura y tuvimos que estar 5 días más de lo que habíamos previsto. Empezaron a escasear los alimentosTuvimos que empezar a racionar, pero racionando y todo se nos acabaron”, contó con preocupación.

Por suerte, una de las personas que emprendía su regreso se convertiría en su ángel guardián. “Vino un tipo con un canasto de comida y dijo si alguien la quería ¿Sabés cómo saltamos a pedirle? No nos hizo engordar, pero nos ayudó a llegar arriba”, comentó entre risas, después de haber pasado hambre.

Su logro y su testimonio para la posteridad

Finalmente, tras mejorar las condiciones climáticas, atacaron la cumbre y la familia logró su cometido. Si bien bajar fue la parte más difícil, según sus palabras, su sacrificio y esfuerzo valieron la pena una vez lograda la hazaña.

Por todo esto, y habiendo bajado 7 kilos en su travesía, Ricardo desea que su experiencia le sirva a alguien como testimonio: con esfuerzo y cabeza, “todo se puede”.

 

 

Fuente: Viapais

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