(Lucas Paulinovich/ Pablo Tomás Almena para PR). “Esperamos que el nuevo presidente siga con la idea de un país agroindustrial”, dice Jorge Álvarez, referente del sector industrial en Venado Tuerto. Él es titular de la COPAIN, la cooperativa que administra el Parque Industrial. Analizó el perfil industrial de la ciudad y el desconocimiento general del papel que juega el sector, que tuvo un importante crecimiento en la última década y que hoy es la principal fuente de trabajo formal: 4000 personas trabajan en el vinculada directamente a la producción industrial. Visiones y percepciones sobre Venado Tuerto, una discusión sobre el futuro.
La historia de las ciudades se construye a partir de lo que sus habitantes creen, piensan, dicen sobre ella. Va tomando forma según lo que se percibe de su organización, su modo de vida, su actividad económica, su agitación cultural. Por su ubicación geográfica en pleno corazón de la pampa húmeda, rodeada de las tierras más fértiles donde se produce buena parte de los cereales que el país exporta, con grandes semilleros establecidos, empresas agropecuarias de distinto tipo, casas de estudio, oficinas de consulta, se fue moldeando una imagen de Venado Tuerto como el centro regional agropecuario. Una ciudad emblema del país granero del mundo, una región sinónimo del campo.
Sin embargo, desde hace más de cuarenta años en la ciudad se despliega un foco de producción industrial que actualmente ocupa 100 hectáreas y en donde se asientan 53 empresas. En los últimos 15 años, el salto fue significativo: en ese periodo se fueron instalando fábricas, que pasaron de 19 a las 53 actuales, y creció también la infraestructura de las que ya estaban en un 30%. La cantidad de metros cuadrados ocupados, en ese lapso, se triplicó. Esa ciudad industrial, que genera 2500 puestos de trabajo (hace 15 años había solo 800 trabajadores) es una de las tantas ciudades invisibles que viven al interior de los límites demográficos.
“Desde el sector en el que estamos, yo creo que no se valora ese perfil. El 90% de la ciudad no conoce el parque industrial. No es problema de esa gente nomás, es nuestro también. El parque industria de Venado Tuerto, como unidad económica, es la más importante de 150 km a la redonda. La Aduana del parque exporta más de 100 millones de dólares por año. Por ahí no estamos organizados para plantear ese tipo de cuestiones de manera corporativa. La cooperativa lo que hace es administrar y vender los lotes que quedan, no tenemos actividad gremial, que la ejerce la Cámara Regional de la Industria y el Centro Comercial”, dice Jorge Álvarez, titular de COPAIN, la cooperativa que se encarga de la administración del Parque Industrial, en conversación con PUEBLO Regional.
La participación de las industrias en la vida económica de la ciudad y de la región es por demás de reveladora. Gran parte del agregado de valor de la producción agraria depende del funcionamiento de las plantas industriales, no solo por la participación directa en la industrialización de materias primas, sino, sobretodo, por la injerencia que estas industrias tienen en la vida comunitaria de la ciudad. “Las dos empresas más importantes son Corven y Essen. Casi todas las empresas exportan. Básicamente son todas metalmecánica. Hay plásticos, hay hormigoneras, pero la mayoría son metalmecánicas. 50% dedicadas a la agroindustria y el resto a consumo general. Hay también algunos semilleros”, comenta Álvarez.
El crecimiento que no se ve
El enfrentamiento entre el gobierno y el sector agropecuario desatado a partir del 2008 dejó algunas consecuencias en cuanto a la percepción de la realidad local. En aquel entonces, se difundió la idea del campo como eje central de la vida de los pueblos del interior, como si no hubiera otras actividades productivas que empujaran el desarrollo regional. Entre los aspectos que quedaron ocultos en ese conflicto, está el desarrollo tecnológico y el crecimiento industrial que se vivió en el último ciclo político, con la instalación de nuevas empresas y proyectos industriales, y la recuperación de instituciones vinculadas al sector, como la Universidad Tecnológica Nacional, que permiten un intercambio entre unidades productivas y centros de conocimiento.
“Nosotros tuvimos hasta hace 4 años una oficina del instituto provincial, incluso teníamos una del INTI. Todo eso ahora se mudó a la UTN. La relación industria con la UTN debería ser mejor, pero vamos camino a eso. No sabría dar una razón particular por la cual no hay gran interacción. La UTN empezó a tener una infraestructura más acorde a las necesidades de la industria local. Ahora tienen un laboratorio, que fue pensado más en la necesidad industrial zonal, entonces empieza a haber más interacción. Sí tenemos una importante relación con lo que tiene que ver con pasantías o estudiantes que son buscados por las empresas”, explica el referente de los industriales.
El parate económico vivido los dos últimos años indica un panorama de mayor cautela y precaución, pero confirma, a su vez, la continuidad de una tendencia de industrialización de la que Venado Tuerto fue un foco de particular intensidad: “no es la misma tendencia que todos los años anteriores. En general, todos trataron de mantener estructuras y muchos están haciendo proyecciones, con las carpetas en los bancos, para que si hay una reactivación ya tener todo listo, lo que indica expectativa”.
Ese impulso productivo, con más empresas operando, más puestos de trabajo, mayores niveles de actividad, no se tradujo en una consideración más importante para el sector industrial. La realidad del sector enfrenta sus problemáticas particulares, una de ellas es incorporarse como un actor de peso en la vida política de la ciudad, ganar un lugar protagónico en esa imagen que se construye de Venado: “no me animaría a decir, porque no tengo los datos para hacerlo, cuál sería la solución a los problemas que tenemos. Entiendo que son complejos y vienen de largo. Nosotros lo que vemos es que a nivel exportaciones está cada vez más difícil, si bien la industria tiene que ser competitiva desde la tecnología y la calidad de los recursos humanos, indudablemente el tipo de cambio es un factor muy importante a la hora del costo cuando uno tiene que exportar. Para jugar en primera, nos falta tecnificación. No obstante, se ha invertido mucho. En los últimos años hubo un fuerte apoyo crediticio en lo que es infraestructura y en maquinarias. Creo que como pocas veces la industria tomó créditos. Las grandes siempre lo tomaron, porque tiene infraestructura propia de recursos humanos para completar la documentación y el patrimonio para respaldar, y los chicos siempre quedábamos a medio camino. Y como este proceso crediticio fue de mayor tiempo, la verdad es que muchísima industrias tuvieron créditos”, apunta Álvarez.
País industrial, país agroexportador
Desde el momento inicial de la Argentina, el conflicto entre el proyecto industrial y el país agroexportador se fue desarrollando con distintas intensidades y en función de los contextos históricos específicos. Las repercusiones de esa contradicción continúan con sus efectos hasta la actualidad. La ausencia de la ciudad industrial dentro del imaginario venadense es una muestra fiel de ese antagonismo. “Nosotros defendemos el modelo que tenga que ver aprovechar todos los recursos que genera el agro para industrializarlo dirigido al consumo interno y la exportación, porque la industria es la mayor generadora de mano de obra. Además, el nivel de desarrollo intelectual que se necesita en las industrias, levanta el nivel de desarrollo intelectual de las comunidades. Hay mayor cantidad de gente ocupada en trabajos donde necesitan una actualización que genera otros requerimientos, de educación, de esparcimientos, de construcción. Si Argentina no tiene una política de control de importaciones, el desarrollo industrial se termina. Hay competencias que son imposibles de zanjar”, explica el titular de COPAIN.
Esa discusión sobre la representación que se hace de la ciudad no es solo una cuestión de detalles históricos y consideraciones presentes, sino que se trata, además, de una proyección hacia el futuro. En el reconocimiento de la conformación económica y social de la ciudad está inscripta una propuesta de país: “yo haría una autocrítica del sector en su organización gremial. Me da la impresión, si uno toma comparaciones dentro o fuera de la Provincia, que hay zonas que son industrialmente más fuertes y tienen mayor presencia en las mesas de resolución, que nosotros no estamos. El principal déficit es nuestro, del sector, en generar una representación institucional y participar de esas mesas de decisión. Desde el punto de vista de la Municipalidad siempre tuvimos un acompañamiento interesante”.
Las definiciones políticas, tanto en un plano local, como en las instancias provinciales y nacionales, impactan directamente en el desarrollo de las actividades. Cuando se ponen a discusión las políticas públicas, las diferentes orientaciones que se le dará a la economía, las promesas sobre regulaciones o liberalizaciones, restricciones o aperturas, en definitiva, se está hablando de la vida cotidiana de la región: “les pedimos a todos los candidatos tener un secretario de Industria, alguien que trabaje con nosotros para desarrollar la industria. Lo que pasa es que el secretario de Producción tiene desde el emprendedor huertero hasta Essen, y nosotros necesitamos, sobretodo las pymes, alguien que se enfoque especialmente. Desde el punto de vista industrial, en la Provincia, el gobierno de Binner no fue bueno, el de Bonfatti mejoró muchísimo. Entendemos que vamos a tener una mejor relación con el nuevo gobernador. Y esperamos, también, que el nuevo presidente siga con la idea de un país agroindustrial”, define Álvarez.
