(PR/NormaMigueles) El crecimiento y sostén de los pueblos rurales se cimenta en el valor que le dan sus pobladores, ya que no siempre la distribución de los recursos del Estado logran dar la respuesta requerida y allí es cuando las personas con nombre y apellido acortan esa (in)diferencia con voluntad y sobre todo con amor al prójimo.
Sonia Albornoz trabaja desde hace varios años en la comuna de San Francisco, acompañando la gestión de Ignacio Freytes como nexo entre la población y un escueto sistema de salud. Ella es de profesión radióloga, pero ya desde muy joven cuando empezó a trabajar en el hoy Hospital Regional pasó por distintas áreas adquiriendo un vasto conocimiento sobre la salud pública, luego trabajó en sanatorio Sur y posteriormente pasó a la unión de dos nosocomios: el Sanatorio de la Ciudad.
Ella ya vivía en San Francisco y tras el cierre del nosocomio aceptó la invitación de Freytes para hacerse cargo de Acción Social y comenzó una tarea que la convertió en una presencia presente y comprometida con su labor.
Dora Icutza, directora de la Escuela de San Francisco Dr. Albert Schweitzer , describe con trazos cariñosos la personalidad de la funcionaria en una de los tantas situaciones que suelen suceder en una localidad que no tiene más que un servicio de salud temporario y primario.
“Días atrás cerca de las 6 de la mañana se descompuso una joven que estaba embarazada y estaba pronto de dar a luz. La familia llamó a Sonia porque eso es lo que hacemos los pobladores de aquí. Ella nos brinda siempre los primeros auxilios. No importa día u horarios. Ella, le pone mucho amor, entrega, profesionalismo a su labor”.
“Estas son las mujeres que nos cuidan, nos nutren de amor desinteresado y que debemos hacer visibles y reconocerlas por la importancia que tienen para esta comunidad”, cerró la docente.
Nexo Indispensable
Sonia toma con naturalidad su tarea y se considera a sí misma el “nexo” entre los pacientes y el médico que atiende dos días a la semana por la mañana y otros dos a la tarde, en consecuencia su tarea es consultar y coordinar con el médico la atención.
“A veces estamos en una situación de desigualdad en el acceso a la atención los pueblos, nosotros llamamos para que nos reciban los pacientes y sean atendidos con la urgencia que necesitan. Yo trato de dar solución en la medida que se puede, pero también es una gran responsabilidad lograr que tengan la oportunidad ser atendidos en tiempo y forma”, admitió.
A raíz del tiempo que ejerce esta tarea, ya conoce a cada uno de los pobladores , sus conductas, actitudes y demandas. En cuanto al parto en ambulancia Sonia, que conocía la situación de Micalela la futura madre, ya había previsto que el parto sería en esos días.
“Me llamaron a la madrugada porque estaba con fuerte dolores y yo convoqué a la ambulancia del Samco y comenzamos el traslado, pero antes de subir a la ruta comenzó el nacimiento. Nosotros tenemos una caja de parto en la ambulancia y la usamos para recibir al bebe. Fue un momento hermoso cuando recibimos al bebe con una toalla, escuchamos el llanto de la criatura, se lo pusimos en el pecho a la madre y ahora sí, sigamos hasta el hospital”, relató emocionada, siendo este su primera asistencia de un parto en ambulancia y en marcha, pero con resultado muy exitoso.
Hoy Sonia sigue cada día haciendo patria, como tantas mujeres de esta tierra, que hacen la diferencia con mucho amor y voluntad.
