(Pueblo Regional)- Blanca es una vecina de barrio Güemes que se vio afectada por el recorte en las pensiones por discapacidad. Ella sufre un problema a partir de un accidente de trabajo mientras era empleada doméstica. Tenía 39 años cuando debió jubilarse. Pasaron tres años hasta que pudo acceder a la pensión.
La pérdida del derecho implica serios inconvenientes para su vida cotidiana. Ella tiene tres hijos adolescentes, de 12, 15 y 17 años. Es la única fuente de ingresos del hogar. Hasta ahora estaba cobrando 4.500 pesos y necesitaba pedirle ayuda a su madre para poder afrontar sus gastos. “No me alcanza ni para cubrir los medicamentos míos”. Esa situación, a partir de esta decisión oficial, se verá agudizada.
Blanca no puede trabajar porque no resiste su columna. Para destrabar su situación, debe tiene realizar una serie de trámites que le llevarán, al menos, siete meses, según le informaron. “Estoy suspendida, tengo que ver ahora cuando entregue los últimos papeles si me lo reintegran. Yo necesito dinero para la escuela de mis hijos, requiere de muchas cosas”, comenta.
Sin embargo, apuesta por mantener la calma, ya que hacerse problemas implica ponerse nerviosa y eso le ocasiona mayores dolores en la columna. Ya van a cumplirse tres meses desde que sabe que tiene suspendida su jubilación. “Pensaba que iba a ser para toda la vida. Si no, no lo hubiera hecho, porque perdí mucho tiempo. Y ahora estoy por colgar los guantes, porque ya no tengo esperanzas que me la den”, cierra.
