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El puerto de Rosario, puerta de salida de 1.434 kilos de cocaína hacia Europa

Una vez más Rosario vuelve a estar en el tapete como un punto de despacho de grandes cargamentos de drogas al mundo. Hace tan sólo dos semanas, en dos depósitos de la ciudad, se detectaron 1.658 kilos de cocaína de máxima pureza que se habían escondido en bolsones con expeller de maíz que iban a ser cargados en buques de ultramar y tenían por destino final el Emirato Árabe de Dubai. Ahora, una minuciosa investigación de la Justicia federal determinó que durante el pasado mes dejunio, de los muelles de la Terminal Puerto Rosario, partieron 1.434 kilos de cocaína escondidos en contenedores cargados con maní. Las cargas, repartidas en tres contenedores, fueron detectadas en el puerto brasileño de Santos y en la terminal de cargas holandesa de Rotterdam varios días después. Por la maniobra ya hay cuatro detenidos a disposición del juez federal Carlos Vera Barros. Sin embargo, parecen no ser estas personas las dueñas de semejante mercadería sino sólo quienes colaboraron en distintos roles para que la misma salga del país.

¿Cómo pudo salir desde el Puerto de Rosario un contrabando de 1.434 kilos de cocaína disimulada en una exportación de maní procedente de la provincia de Córdoba? Al examinar todo el circuito que realizaron los vehículos que trasladaron los contenedores y el movimiento de éstos en la estación fluvial quedó claro que la “contaminación” de la carga, es decir la inclusión de la droga en el cargamento original, se hizo en el puerto de la ciudad y no en otro tramo del despacho deuno de los contenedores que llegaron a Rosario desde la localidad cordobesa de General Deheza el 21 de junio pasado y fue descubierto en el puerto de Santos, en Brasil, el 5 de julio. La evidencia de que el embarque ocurrió aquí es que los precintos que garantizan la invulnerabilidad de la carga fueron cambiados: las imágenes en video muestran que eran de un color cuando llegó el contenedor y de otro cuando partió.

El contenedor estuvo en la plazoleta fiscal de la Terminal Puerto Rosario (cuya concesión está en manos de la empresa chilena Ultramar y la multinacional santafesina Vicentín) luego de que las patentes del medio transportador fueran verificadas y estuvieran de conformidad el número de contenedor y el precinto con los datos consignados con la Aduana de General Deheza de donde salió lleno de maní. El contenedor MSKU1505076 permaneció, según el informe de trazabilidad confeccionado por el Puerto de Rosario, durante toda su estadía en la misma plazoletahasta su embarque definitivo, cuando fue cargado en el buque Maersk Bermuda. Pero tal aseveración no coincide con lo que muestran los registros fílmicos de la Aduana del 27 de junio.

Esas filmaciones demuestran que el contenedor fue manipulado dos veces. Alguien se lo llevó el 22 de junio a las 23.04 de su estiba original y lo ubicó en el piso sobre el perímetro sur de la plazoleta fiscal. Allí permaneció hasta el 24 de junio a las 22.47 cuando fue retirado de ese lugar y llevado a un lugar entre las calles 2 y 3. Quedó ubicado en un punto tal que no pudo ser tomado por las cámaras fiscales. ¿La razón? Estaba deliberadamente tapado por otros contenedores.

La investigación de la Aduana y la Fiscalía federal de Rosario revela que menos de media hora después, a las 23.10, se observa el ingreso de tres camiones a la plazoleta fiscal, de los que uno se estaciona al lado del contenedor investigado. Ese camión permanece veinte minutos allí y luego se retira con los otros dos. Eso estrechó ese renglón de la pesquisa: con el aporte de Prefectura Naval, los fiscales Diego Iglesias de la Procuración contra el Narcotráfico (Procunar) y Claudio Kishimoto de Rosario advirtieron también en filmaciones que el 22 de junio a las 23, a través de una máquina Kalmar 7 cuyo conductor fue identificado, el contenedor en cuestión fue retirado y apoyado en el suelo de la calle 3. A la 1.18, con la misma máquina pero con otro conductor también identificado, se levantó el contenedor del suelo, se lo puso en el perímetro sur de la plazoleta y se colocó al lado de otro de color azul. El supervisor de contenedores, también identificado, dio instrucciones para ello.

Esa es la evidencia, para los investigadores, de una acción ilícita. El 24 de junio fue el ingreso de dos camiones (dominios ELV357 y CIO196). Se estacionaron al costado del contenedor y luego se dirigieron a la salida de la terminal en lo que, suponen los pesquisas, fue para actuar “como campana”. Uno de los choferes mantuvo un diálogo con personal de la garita, que salió y levantó la barrera en forma manual pese a encontrarse el semáforo en rojo. El camión, entonces, se marchó.

Pero hay algo muy significativo: entre las 22.48 y las 22.52 de ese día el registro fílmico en el lugar se interrumpió. Es decir que no hay imágenes. Cuando se reinició, se observó el camión en cuestión estacionado metros antes del portón de ingreso a la terminal. Se ubicó al personal encargado de la sala de monitoreo de imágenes, que es de la empresa tercerizada Avipar. Esas imágenes fueron solicitadas por la Fiscalía lo cual, según estableció la pesquisa, “fue omitido por la Terminal Puerto Rosario SA en tanto no obran remitidas las filmaciones correspondientes a la cámara S27 de ingreso vehicular del día 24 de junio de 2022 fecha que tal como se ha visto resulta clave para la investigación”.

Esta notable circunstancia hace ver que allí se realizó la introducción de la partida de cocaína en el contenedor cargado de maní donde resultarían hallados 568,500 kilos de esa droga en el puerto brasileño de Santos, cuyo personal la detectó. El contenedor fue manipulado durante un tiempo considerable y colocado en un sitio donde su captación fílmica era dificultosa. Otra evidencia de la maniobra es que el precinto con el que entró la carga y con la que salió no son los mismos. Uno de color amarillo no se encuentra colocado al momento previo a la partida del buque.

Hay algo más: las interceptaciones telefónicas ordenadas en la ciudad bonaerense de Campana, que permitieron encontrar el 26 de agosto 1.600 kilos de cocaína en un depósito de Génova al 2400 (en el barrio de Empalme Graneros)y en otro de Cerrito 17 (en el barrio República de la Sexta) demuestran quelos actuales sospechosos se preocuparon por ese procedimiento. Es que ese despacho, que se había introducido en bolsones de expeller de maíz, estaba destinado también a salir desde el puerto de Rosario con destino a Dubai. Y, casualmente, los panes de cocaína hallados en Santos y Países Bajos tenían el sello de la marca internacional Luis Vuitton como los secuestrados en aquella oportunidad.

El otro procedimiento importante ligado a la misma pesquisa se dio en el puerto de Rotterdam, en los Países Bajos, donde se detectaron 866 kilos de cocaína en dos despachos distintos que partieron del Puerto de Rosario. Uno se encontró en un parque industrial de esa ciudad neerlandesa (361 kilos) y los restantes (505 kilos) por funcionarios aduaneros de la misma ciudad. Nuevamente, en una carga de maní y en dos contenedores que salieron en el mes de junio identificados como CAIU8819455 y MEDU8752136 respectivamente.

En este caso, los fiscales reprochan que para establecer la trazabilidad de lo ocurrido con la carga, Terminal Puerto Rosario hizo solamente una entrega parcial de la información solicitada. Y omitió entregar los ingresos y egresos de los choferes, el detalle de las fechas en que prestaron servicios los maquinistas del puerto y la totalidad de la documentación con la operatoria de los dos contenedores interceptados en Países Bajos como portadores de la droga.

No obstante, la investigación de Prefectura Naval estableció que el 29 de junio un contenedor no registrado en el sistema tuvo un movimiento extraño por lo que Puerto Rosario lo señaló como “actividad sospechosa”. Se lo manipuló hacia una posición sin registro, justamente al lado de donde estaba el segundo contenedor contaminado, hasta el embarque. Se lo hizo con una máquina Kalmar 7 que mueve esos contenedores.El 3 de julio ese primer contenedor fue embarcado en el buque Argentina C. Los precintos, según Terminal Puerto Rosario, fueron de alguna forma “manipulados y/o cambiados”. Y como ocurrió con la carga detectada en Santos, también hubo movimiento extraño de camiones en este caso.

Todo este cuerpo investigativo derivó en el pedido de los fiscales Claudio Kishimoto y Diego Iglesias, con la labor auxiliar de Matías Scilabra, del registro fílmico en el Puerto de Rosario, y de toda la documentación ligada al trámite de despacho de los tres contenedores: el que fue interceptado en el puerto de Santos y los que se detectaron en Rotterdam. También se pidió una requisa personal de todos los que se encontraban en los lugares registrados. Y se solicitaron además las detenciones de cinco hombres por parte del juez Carlos Vera Barros. Cuatro fueron apresados e indagados ayer. Se trata de Marcos Fabián F., Marcelo M., Rodrigo Edgardo L. y Gonzalo Nicolás P., en tanto un quinto involucrado permanecía prófugo la noche de ayer.

Respecto ala imputación, la misma consiste en “haber exportado de forma organizada material estupefaciente desde la República Argentina con destino a los Países Bajos (el primer hecho) entre el 21 y el 17 de junio del corriente año con sustracción del control que corresponde al servicio aduanero de mercadería prohibida desde la Terminal Puerto Rosario con destino final en Amsterdam previas paradas en los puertos de Zárate y Santos (Brasil) donde el cargamento fue detectado”; y “entre el 24 de junio y el 3 de julio de 2022” (segundo hecho) haber cometido el mismo delito aunque con la finalidad de que el embarque llegue al puerto de Rotterdam donde fue descubierto.

En ese marco, según trascendió extraoficialmente, fue el camionero Rodrigo Edgardo L. quien puso su vehículo junto al contenedeor con la carga de maní “contaminada” con droga para tapar la maniobra. Ese camión fue analizado por perros adiestrados en los últimos días y, a pesar del tiempo transcurrido,dentro del mismo se detectaron rastros de drogas. Por lo que la principal hipótesis es que el estupefaciente llegó al puerto rosarino en su vehículo. Además, en el allanamiento a la casa de este hombre se incautaron 15 mil dólares. En tanto, en la requisa hecha por personal de Prefectura Naval en la casa del supervisor portuario Marcelo M., se halló una mochila con 500 mil pesos en efectivo.

En este sentido, el fiscal Kishimoto dijo que sus sospechas “aún no llegan a la estructura jerárquica de la terminal aunque tampoco hay que descartarlas” y aseguró que “hubo una operación inteligente que se basó en los conocimientos de los «puntos ciegos» que tiene el puerto” para contaminar los contenedores. Por eso, dijo, “hasta ahora las sospechas apuntan al personal de la terminal, a quienes están allí en constante trajinar”. Pero aseguró: “Si hay alguien más arriba lo vamos a determinar”.

La incógnita que queda por develar es quiénes son los dueños de la droga que utilizan esta zona como resorte para generar masivos envíos de ultramar de una mercancía prohibida y de enorme valor económico. Los investigadores descuentan que las personas detenidas son simples engranajes para manipular una carga multimillonaria pero que está muy lejos de terminar en ellos la responsabilidad local en este negocio.
Fuente: La Capital

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