(PR- Andrea Acedo) Esteban Boyle, consignatario de Hacienda expuso un análisis sobre los datos que arrojan una serie de planillas de precios del Mercardo de Liniers. Allí se exponen los precios desde enero de este año hasta la actualidad y refiere que bajó el precio del kilo vivo y, sin embargo, el precio de la carne en las carnicerías y otros comercios que venden carne no estuvo en concordancia con esta baja. Es por ello que concluye que, si los carniceros resignaran un poco de la rentabilidad, el valor de esta mercadería esencial podría abaratarse.
Añade que, por los meses de abril y mayo, el valor de la media res rondaba entre los de $ 680/700 pesos, hoy el carnicero esa misma media res la está recibiendo en $ 620 pesos, un 10 % arriba más barata, o sea que pueden bajar los cortes. También asegura que ayuda muchísimo el hecho de vender carne más barata a la exportación. “Si exportamos los cortes Premium podemos quedarnos con los costillares acá muchos más baratos, de esta manera es que vemos ofertas como el asado en $ 800”, asegura.
“Según las planillas del Mercado de Liniers el precio de arranque en enero de este año es de $ 222 y al día de hoy es de $ 294, lo que resulta en un aumento de un 25 %, no obstante, tenemos una inflación de no menos del 5 % mensual. Viene atrasada la carne. Ni hablar de cómo se descapitaliza el productor, el dólar blue estaba $ 205 el 1ro de enero y hoy está a $ 295. Son todos elementos a tener en cuenta en la formación de precios de la carne”, explica Esteban Boyle.
“El precio de la carne es definido por la oferta y la demanda que hay. El mercado ganadero funciona así. Empezamos con un precio que al día de hoy se fue observando un aumento real que va acompañando bastante la inflación, pero si miras la oferta y la demanda te das cuenta que cuando faltó la hacienda gorda, allá por el mes de abril hicimos picos de precios para después, cuando empieza a salir otra vez la hacienda gorda por periodos lógicos que tiene el campo, por la salida de la zafra, empezó a bajar. Sin embargo, el precio de la carne se mantiene, cuando aumenta, se queda ahí, jamás baja el precio. La excusa común del comerciante es que la luz, el gas, todos los servicios aumentan y que por ello les es imposible bajar. Pero tranquilamente si resistieran un poco de la ganancia que tienen pueden bajar la carne”, concluyó Boyle.
