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En el céntesimo aniversario de la fundación de Carelli, un homenaje a los trabajadores: «Tras la demolición recorrí la sala de fundición y me pareció escuchar los gritos del capataz dando indicaciones»

(PR-Giuliana Ghignone) Hoy la Empresa venadense Carelli Hnos cumpliría 100 años y desde Pueblo Regional dialogamos con Girardo Romando, un ex empleado que desde hace algunos meses junto con otro compañero tienen el deseo de recordar a todos los que con su trabajo, esfuerzo, honestidad y sus culturas, contribuyeron a su grandeza y reconocimiento nacional.

Girardo trabajo en Carelli durante 20 años, “recuerdo que entré con 15 años un 4 de febrero. Yo había hecho el primario y necesitaba juntar unas chirolas y a la par de otro franceses, españoles, yugoslavos, italianos, españoles, rusos comencé a trabajar. No puedo entender cómo se fundió y no me permito que se olvide esta historia. A mí me corre sangre Carelli por las venas y por eso hago todo esto.” Relata para continuar con el día que el contador lo llamó un día a su oficina para decirle que debía comenzar con su estudio secundario y durante los años de cursado siempre contó con su apoyo, otro gesto que al día de hoy no olvida. Tras ganarse la confianza de sus empleadores Don Roberto y Don Luis Oscar Carelli, este joven pasó de ser cadete a ser vendedor y quien estaba para recibir y atender a las visitas.

Una historia que aunque para muchos se empieza a desdibujar para Girardo permanece intacta en su memoria, nombres, lugares, productos, procesos para su creación, todo está intacto en su memoria y decidido a que la comunidad conozca lo que sucedía por aquellos años es que se ha tomado el trabajo de contar la historia, armar un registro de nombres y un archivo de fotos, documentos, cartas, postales “cuando los que quedaron a cargo, “los de tercera generación” tiraban las cosas yo iba y las rescataba porque era parte de la historia, tenían mucho valor sentimental” cuenta con humildad y hasta un sentido de identidad para esta fábrica que no deja de sorprender.

La empresa fue fundada en 1921 y a lo largo del tiempo fue produciendo de manera artesanal, con las herramientas rudimentarias de aquella época, una gran variedad de artículos desde ollas y sartenes, bombeadores hasta su vedette: una cocina. Productos que se vendían en todo el país e incluso se exportaban a Brasil. “Era una empresa que fabricaba todos sus insumos puertas adentro  y no tenía tecnología” detalla con orgullo.

El espíritu de camaradería y el acompañamiento de “Don Roberto Carelli” y “Don Luis Oscar Carelli”, es otro aspecto que Girardo no deja de mencionar. “Cada día sonaba la sirena de Carelli indicando el inicio de la actividad a las 7.30, sin embargo, a las 7.00 muchos ya estaban sentados en la vereda charlando entre compañeros.

Pero luego, en los 90 esta empresa llegó a su fin, tras años de plenitud y reconocimiento cerró las puertas sin más. “No tendrían que haber demolido, eso fue un crimen” cuenta con dolor quien supo recorrer por años aquellos rincones. “no me querían dejar siquiera entrar a sacar unas fotos pero logré convencerlos comprando ladrillos para mi hijo que por esos días se estaba haciendo un galpón.” confiesa. Al tiempo que muestra las fotos de la fábrica ya totalmente destruída, relata donde estaba el escritorio de Don Luis y se detiene como si un puñal le hubiese atravesado el pecho en el horno ”este era el tótem, sin el horno no se podría haber hecho nada. Cuando entré y vi el horno, me pareció sentir los gritos del capataz dando las indicaciones para la fundición y todos en plena actividad. Era un momento muy especial porque todos se ponían muy histéricos, todo tenía que salir perfecto.”

Los años pasan pero rescatar estas historias, respetarlas y no olvidar es responsabilidad del pueblo. Cientos de inmigrantes que vinieron con ánimo de trabajar y progresar, familias que no desaparecieron con el cierre de la empresa, ni con el último número por el que se decidió bajar la persiana. Forman parte de la historia de la ciudad, de la historia de nuestros abuelos y al escucharlas sin dudas vuelven a revivir. Esa será nuestra misión con la fortuna de contar con un “Girardo Romando” que nos la cuente.

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