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Florencia, la dama de los “fierros”: contratista por herencia y por pasión

Nació y creció en el campo y entre fierros. Ella y su familia saben lo que es arrancar desde abajo. Hoy, con 34 años, Florencia Rosso Divito, trabaja en la empresa familiar con su padre Rubén, su mamá Gladys, su hermano y su marido, también contratista.

Tiene dos hijos pequeños que también andan, cuando se puede, entre surcos y máquinas. Y que le hacen recordar a sus inicios en el campo ubicado en la zona de Balcarce, provincia de Buenos Aires.

 

En esos recuerdos aparece su abuela y destaca el valor de la familia: “Hay que tratar de disfrutar las pequeñas alegrías que todo el tiempo se dan en la vida”.

Y luego relata su rol y expectativas dentro de una empresa que siembra 13.000 hectáreas, posee tres cosechadoras, cuatro sembradoras, nueve tractores y dos camiones, y además en 17 hectáreas propias produce cultivos y novillos.

– La primera pregunta es por tus sensaciones: ¿Qué cosas se te vienen al alma, al cuerpo cuando pensás en vos de chica en el campo?  

– Todos los recuerdos. Es increíble. Hasta me emociono. Fuimos muy felices, vivimos en el campo con mis padres y abuelos. Cierro los ojos y estoy en el corral con mi papá que nos hacía jinetear una oveja y mi mamá salía corriendo porque tenía miedo que nos cayéramos. La aterrorizaba la idea. Y después, jugar con mi hermano. Terminaba de llover y salíamos derecho a las cunetas a meternos en el agua con las botas de goma. Todos esos recuerdos fueron muy lindos.

– ¿Y olores, además el obvio de la tierra mojada después de una lluvia?

– Todos los de la cocina, mi abuela cocinaba en una cocina a leña y tengo los mejores recuerdos. Verla con su delantal que desde que se levantaba hasta el momento de preparar la comida lo tenía. Después íbamos a juntar los huevos. Que teníamos nuestro horario. Yo con la canastita, con el miedo de no caerme. Nos alegraba el día encontrar un nido con cantidad de huevos. Después contábamos a ver quién juntaba más. También pasar por la quinta para recolectar las verduras que después íbamos a cocinar y que la nona con su delantal usara su delantal de cesta para juntar todo. Y también, ese delantal que después nos cubría cuando llegaba alguien desconocido o inesperado que nos daba vergüenza y nos escondíamos ahí. Nos protegía. Sigo teniendo delantales de ella que me pongo para cocinar y es fabuloso.

– ¿Cómo fue cuando a los 18-19 tuviste que elegir entre estudiar o trabajar?  

– Fue una decisión difícil porque mis padres tenían la ilusión de que nosotros estudiáramos una carrera. Yo lo sentía. Pero a mí no me gustaba estudiar. Me estaba preparando para empezar la facultad y decía prefiero seguir en el campo. Cuando íbamos a la secundaria, a la tarde, que estábamos libres, nos íbamos al campo todos los días. Siempre ayudábamos con lo que podíamos hacer. Yo conocía el manejo porque estábamos ahí. Fue solo decir que no arrancábamos la carrera y dedicarme más de lleno a lo que ya venía haciendo un poco.

 

– ¿Hoy puntualmente cuál es tu rol en una empresa tan importante? ¿Qué es lo que más te gusta de tus tareas diarias? 

– Es una pregunta difícil porque me gusta todo lo que hago. Un poco de papeles hacemos siempre. Porque lo administrativo es súper importante. Las decisiones nacen en el escritorio. Y después todo lo de campo, lo que hace al cuidado de los animales, estar, que todo esté bien, que tengan su comida. Y después con respecto a los repuestos, salir al campo, estar en la cosecha y la siembra, nos repartimos con mi padre y mi hermano, a cada uno le toca un equipo, y nos vamos haciendo cargo si bien cada uno cumple su rol, si necesita del otro lo llama y estamos.

– Mencionaste un eje clave: una cosa es la acción y otra la gestión. ¿Cuán importante es la gestión y qué lugar ocupa dentro de la empresa?

– Es muy importante. Estar cerca de los números, cómo está la situación, qué se puede comprar o que no, en qué momento. No nos resulta fácil. Siempre con alguna línea de créditos. A veces no es el momento de comprar pero encontramos una buena línea para aprovechar y vamos para adelante. Siempre hace falta cambiar algo. Tratamos de tener siempre la mejor tecnología. Maquinaria nueva. Eso nos cuesta mucho pero cuando terminamos de pagar una ya pensamos en renovar la otra. Estando bien atento a la gestión surgen las mejores decisiones.

– En Argentina, entre 60 y 70% de las labores agrícolas son realizadas por contratistas. ¿Se sienten ustedes valorados?

– Valorados por nuestros clientes sí. Son de tantos años que te diría que ya somos parte de un equipo. Nosotros hacemos la siembra y sabemos cuándo es la cosecha. Está buenísimo que ellos nos reconocen que siempre tenemos la última maquinaria para ofrecerles un mejor servicio. Hay una linda relación.

– Después de años de compartir con tu padre en el campo, ¿cómo se dio la amalgama o transición generacional?

– Siempre digo que somos un gran equipo. Si bien cada uno tiene su tarea, siempre hablamos y a veces lo que piensa uno no es lo que piensa el otro, pero con su buen justificativo llegamos a un acuerdo. El que trae la idea lo hace firmemente, con fundamentos. Un ejemplo: cuando se empezaron a usar las plataformas draper, nosotros al principio teníamos sinfín y mi hermano trajo la idea. Todo con fundamentos. Y a mi papá no le convencía mucho. Hasta que compramos una y nos dimos cuenta que era fabulosa. Y así nos pasa con todo. Pero el que plantea la idea está convencido y termina convenciendo al resto.

– Algo que sucede también en las empresas familiares es que las decisiones muchas veces se toman en el asado del domingo, en la reunión familiar. ¿Cómo es en el caso de ustedes?

– Nos cuesta. Nos vemos en el campo en la semana y el fin de semana nos comemos un asado y en algún momento de la reunión siempre sale algo de trabajo. Es inevitable. Pero uno debe tener la posibilidad también de cortarla y seguirla en la semana.

El trabajo de las máquinas

– ¿Qué tecnologías te han sorprendido, te parecen útiles, de las que has visto aparecer en la actividad?

– Me sorprende mucho la agricultura de precisión. Poder proyectar y mejorar la eficiencia. Pero lo que me toca más de cerca es el piloto automático. Cuando teníamos máquinas sin piloto, que yo era más chica y las manejaba, cuando llegaba a la cabecera y giraba y miraba para atrás no podía creer que esa viborita había dejado yo, que había estado concentrada todo el tiro y pensaba que había hecho una pasada perfecta. Sin embargo, había hecho macana. Hoy, que apretás un botón y todo se hace bien, nada se desperdicia, me parece fabuloso. Y antes se peleaban para ver quien era el mejor sembrador y se nombraba a fulano o mengano para ver quién era el mejor. Hoy ya no se habla de eso, porque los pilotos hacen su parte.

– ¿Cómo te ha ido siendo mujer en el campo?

– Yo me siento bien, cómoda. A veces a un tercero que llega le sorprende que las mujeres estemos en el campo tomando las riendas de un equipo de trabajo, pero me siento cómoda y respetada. No he tenido malas experiencias.  Somos hombres y mujeres, y entre todos somos un gran equipo y logramos algo que queremos.

– ¿Les cuesta conseguir personal?

– Es cierto que es difícil. Es un tema preocupante conseguir gente. Está arrancando una nueva camada de chicos más jóvenes, nativos tecnológicos, pero por ahí no está tan bien, tan firme. Tenemos gente de hace muchísimos años, el equipo está armado, pero siempre hace falta conseguir gente nueva para algo que surge. Preocupa el tema, pero estamos bien.

Fuera del surco

– Si tuvieses que elegir algún tema musical…

– Me gusta la canción de Abel Pintos que se llama “Motivos”, y que a veces me inspira y me da energías para seguir en el día.

– ¿Tenés alguna actividad en la que busques inspiración? ¿Qué hacés para reactivarte? 

– Llegar a casa me resulta súper feliz. El hogar de uno, por más que vengas pasado de rosca y con problemas, ahí es tu resguardo. Me encanta cocinar. Entonces, llegar, y arrancar con lo de la cocina, me pongo el delantal y cocino. Y si tengo que recibir gente y estoy cansada, igual cocino con amor, me gusta agasajar al que llega a casa; y por más que no tenga mucho en la heladera y alguien venga inesperadamente en seguida, algo elaboro para atenderlos y compartir un momento.

– ¿Cuál es tu especialidad gastronómica?

– Comemos de todo. Pero pastas, que el domingo la disyuntiva es a veces con el asado, y terminamos con las dos: pastas y asado. Las pastas siempre son caseras y también hago asado. Me encanta hacer asados.

– ¿Alguna serie o película que te gustaría recomendar?

Cuando no hay dibujitos en la tele miro algo. Y si tuviera que recomendar alguna peli que me ha gustado te digo “Diario de una pasión”, muy tierna, un matrimonio… si no la vieron dedíquense un rato y mírenla porque les va a gustar.

– ¿Cómo es ser mamá y ocuparse de las tareas de campo?

– Lindo. Sin darnos cuenta les inculcamos el amor por el trabajo, por lo que hacemos, el sacrificio. Siempre les charlo que hay que trabajar y con amor. Y creo que ellos van aprendiendo. Hay días que son lindos pero otros que renegamos. Siempre trato de mostrarles que uno se puede superar. Y desde que estaba embarazada subía a la máquina. Después con el huevito cuando eran bebés. A mí me encanta y creo que ellos lo disfrutan. A veces vamos los domingos al campo porque estamos en siembra o cosecha, y hay que ir y yo les propongo hacer algo distinto, hacer un pic nic, hacer un asado, como para que sea un día distinto.

– ¿Qué legado recibiste de tus padres que te gustaría dejarles a ellos?

– Te diría que siempre lo que uno hace que sea con amor. Siempre voy con ese lado. Con alegría. Y tenemos la bendición de trabajar en algo que nos gusta, nos apasiona. Tenemos que buscarle la vuelta a que sea más llevadero y más lindo.

– ¿Algún lugar en el mundo que te gustaría conocer?

Creo que el Caribe, sería nuestro lugar ideal. La tranquilidad del mar. La sombra, poder estar en familia. Tomar un mate hasta la nochecita. Disfrutar de esa tranquilidad.

– ¿Alguna mujer que sea modelo para vos?

– Creo que es mi madre. Lo que vi de ella en mi infancia. Eso me ha quedado muy grabado.

– ¿Tenés alguna frase de cabecera para cerrar la nota?

– La felicidad está en cada una de las cosas pequeñas que vamos haciendo a diario, está en todo momento y en todo lo que hacemos. Sólo que a veces cuesta detenerse y disfrutar de lo hecho. La felicidad está en todo. Me considero una persona bendecida.

MUJERES EN CAMPAÑA

“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.

La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Roxana López, referente de Marketing New Holland Argentina.

Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.

El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó López.

Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.

 

 

Fuente: InfoCampo

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