(PR/Pablo Salinas-Santiago Córdoba) El Municipio venadense, a través del intendente Leonel Chiarella y sus funcionarios, esgrime como una de las banderas de progreso la implementación del sistema de recolección diferenciada de residuos y la intención de desactivar lo antes posible el basural a cielo abierto.
Más allá de este avance ambiental, también hay que tener en cuenta que hay muchas familias que sobreviven económicamente a partir de la comercialización de los residuos reciclables que en parte se obtenían en el vertedero municipal, y otra parte de la recorrida diaria por las calles.
Jesús Navarro es uno de esos vecinos. Debido a un problema de salud no puede realizar determinadas actividades físicas, lo cual le dificulta ingresar a un trabajo formal. Así las cosas, dedica sus días a reunir material de descarte que luego comercializa.
«Yo tengo diez empresas por las que paso y busco cartón, y si está floja la semana por algún feriado o algo así, voy viendo por las calles y también lo junto. El problema es que el precio del cartón bajó mucho, porque el año pasado estaba entre 160 y 200 pesos, y ahora está a 50 pesos el kilo», graficó.
Con respecto al nuevo sistema de recolección diferenciada de residuos, el cartonero valoró que «muchos compañeros comenzaron a trabajar en la Planta. Yo no trabajo en el basural porque prefiero andar por la calle, es otra dinámica, pero mucha gente que estaba en el basural ahora tiene un trabajo fijo. Los que quedaron tienen menos material, y eso también afectó a otra gente, porque, por ejemplo, contrataban una chata remis para llevar las cosas».
De todas formas, consideró positiva la recolección diferenciada «porque así hay muchas cosas que se pueden aprovechar. A mí no me afectó, pero a alguna gente en el basural se le bajó la cantidad de material».
En este marco, Jesús consideró que la caída del precio del cartón afectó más a los recicladores que el nuevo sistema de recolección, dado que si se tiene que contratar un vehículo para trasladar los cartones «son más las pérdidas que las ganancias».
Este vaivén del mercado hizo que en la actualidad la recolección esté más centrada en elementos de aluminio, cobre, bronce o hierro. «Antes, al cartón lo juntábamos para solventar los gastos de transporte o mantenimiento de tu vehículo, pero hoy es muy finito el número», indicó Navarro.
Un dato llamativo ofreció el recolector: «Hasta el año pasado mucha gente viajaba a los pueblos vecinos a buscar cartones, pero al bajar tanto el precio, ahora buscan otros reciclables porque no hay ganancia». En el caso del aluminio conseguido a través de las latas, tiene un valor cercano a los 1000 pesos el kilo, en tanto que el cobre se paga 6500 pesos el kilo, pero «es muy difícil de encontrar».
Para Navarro, la caída del precio del cartón hizo que desaparecieran muchos recolectores que se dedicaban a este material específico, razón por la cual «ahora ves más cartones tirados si recorres la ciudad. Lo que también bajó mucho es el precio de la chatarra y eso afectó mucho todo».
Para cerrar, reconoció que la habilitación de la Planta de Tratamiento de Residuos «le solucionó la vida a mucha gente que ahora tiene un sueldo fijo». «Antes había más de cien familias que vivían del basural, y ahora sólo deben quedar unas diez familias que siguen ahí», completó.
