(PR/Giuliana Ghignone) Finalmente llegó y desde hace dos semanas el Teatro Ideal está de fiesta con el gran éxito de Mamma Mia una comedia musical que durante los últimos fines de semana convocó a más de 1600 personas, invitándolas a disfrutar del arte.
Ellos aseguran, “somos una gran familia, nos tenemos mucho cariño, somos muy compañeros y eso también hace que lo qué pasa en escena sea genuino también” y eso se percibe desde el momento que uno llega a comprar su entrada hasta en la butaca disfrutando de este clásico que sin dudas tiene un brillo especial, la capacidad de despertar hasta el corazón más aletargado, con humor y canciones traducidas al español.
Hace tres años este grupo conformado por 20 personas en escena pero también productores, directores de coreografía, teatrales, estilista, vestuarista, sonido, iluminación, microfonista comenzó a soñar este proyecto y con la clara intensión de llevarlo a cabo formaron “su propia escuela” “todos aprendimos algo, algunos cantaban y no bailaban o no actuaban y viceversa. Y no solo en cuanto al musical, creo que sobre todo aprendimos mucho de la vida y eso no tiene precio”, cuenta Ana quien también integra el equipo de producción.
Mamma Mia! es un musical jukebox basado en las canciones del grupo sueco ABBA, con libreto de la dramaturga británica Catherine Johnson. El título del espectáculo está tomado de uno de los mayores éxitos de la banda, «Mamma Mia», publicado en 1975.
Párrafo aparte merece la escenografía que sin grandes lujos, haciendo uso de originales recursos visuales y sonidos, teletransporta al público a una increíble isla de Grecia y más puntualmente a las puertas de un modesto hotel donde transcurre la historia de una romántica joven Sophie que en busca de su padre biológico pone en jaque a su madre, haciendola rememorar historias de su juventud.
Esta obra, dirigida por Gianfranco Lapegüe Baumgartner, se estrenó el 8 de abril y ya con más de 1600 entradas vendidas se prepara para sus últimas funciones el próximo fin de semana. Luego, será cuestión de seguir soñando y analizar posibilidades para invitar a otras ciudades a disfrutarla.
Esperamos afuera con la incertidumbre, si íbamos a poder entrar por la cantidad de personas que había allí esperando. A la salida nos miramos complacidos y felices de haber tenido nuestro lugar.
