(PR) La sequía histórica que vive la región genera enormes inconvenientes, pero también algunas oportunidades. Tal es el caso de la localidad de Melincué, que hoy experimenta el florecer de un nuevo atractivo turístico: brotaron de la tierra sales curativas y en cantidades que lo posicionan como un casi- salar. Hace un par de meses, un equipo de antropología y arqueología de la UNR hizo un enorme hallazgo de ruinas pertenecientes a la línea de fortines y a las poblaciones indígenas que se enfrentaron en esta región del sur provincial. Eso suma un enorme potencial turístico a la localidad que siempre se caracterizó por su espejo de agua en verano, para bañistas, deportes náuticos, etc. A las políticas gubernamentales de apoyo y fomento del turismo desarrolladas desde la comuna en la actualidad con la impronta impresa por Silvio Garbolino y su equipo, ahora el azar le obsequia este fenómeno: un salar en pleno sur de Santa Fe. Pareciera que Melincué no deja de recibir bendiciones que lo consolidan como lugar turístico: junto con toda su historia, el Casino, su oferta gastronómica, sus atractivos culturales, la visita de aves que no llegan a otros sitios como los flamencos andinos, el atractivo de la pesca de pejerreyes. Ahora esto. todo ello, con un fuerte trabajo local y provincial de visibilización.
Sobre el surgimiento de los salares, Claudia Rosental, secretaria de turismo de Melincué, señaló a PR “lo que se puede ver en la laguna de Melincué actualmente, es que gracias a la bajante, se dio la floración de las sales de Epsom o sulfato de magnesio. Hace mucho no ocurría. Las sales de Epsom son sales curativas que le dan a la laguna calidad y la característica de ser aguas terapéuticas”. La ex diputada, hoy funcionaria municipal, explicó “es un mineral no metálico compuesto por magnesio, fundamental para el proceso de proteínas en el cuerpo humano. Muy útil para la inflamación, artrosis, enfermedades en la piel, etc. Se observa solo en algunos lugares de la laguna, es un fenómeno espléndido”.
