(PR/ Norma Migueles) Las estafas bancarias o phishing son una modalidad delictiva que creció, en la medida que la relación entre cliente-banco o empresas se fue tecnificando. Así es que muchísimas personas, aun con todas las prevenciones, han sido despojadas de sus ahorros, sin que las casa bancarias atendieran el derecho de protección de los clientes o consumidores. Algunos casos llegaron a una instancia legal y a través de un Juzgado o mediación judicial, consiguieron la reparación.
En este caso, un joven (J.H) oriundo de Venado Tuerto y especialista en marketing, fue víctima de una estafa a través de una plataforma del Banco Santander Río, que le costó $330.000 tras recibir un correo electrónico fraudulento que parecía legítimo.
Al descubrir la transacción no autorizada, J.H. contactó al banco, por distintas vías, pero se encontró con una respuesta insensible y sin soluciones claras. Frustrado por el maltrato y la falta de empatía del banco, decidió buscar ayuda y se contactó con la organización civil Usuarios y Consumidores Unidos (UCU).
Luego de no lograr el acuerdo en una instancia de mediación, se judicializó el reclamo requiriendo, además del dinero sustraído de su cuenta, la reparación de daños y perjuicios.
Finalmente, en instancia de conciliación se logró un acuerdo en el cual el Banco Santander Río ofreció una compensación de $1.000.000 para evitar mayores consecuencias legales.
Este caso subraya la importancia de defender los derechos como consumidores, quienes merecen un trato digno y soluciones efectivas por parte de las entidades bancarias, debiendo reparar el daño ocasionado.
¿Qué es el Phishing?
El Phishing es un delito consistente en engañar a las personas haciéndose pasar por algún conocido o empresa importante para conseguir datos personales, por ejemplo: claves de acceso y contraseñas, números de cuentas bancarias, números de tarjeta de crédito, identidades, etc.
