(PR) Los recortes en la economía familiar no son novedad en Argentina cada vez que se implementa un nuevo modelo, con ínfulas de ser innovador y equilibrador de las cuentas públicas.
En este contexto uno de los primeros cambios en la dieta es la reducción del consumo de carne vacuna y su reemplazo por otras, como la de pollo o cerdo.
“Bajó bastante el consumo de carne, y pasó lo mismo con la verdura. Estamos viviendo una crisis como nunca”, señaló Gustavo Randisi, propietario de la carnicería ubicada en la esquina de Quintana y Lisandro de la Torre.
Para el comerciante “la carne aumentó, pero no tanto, y tenemos una gran variedad de ofertas, pero la gente no tiene plata. Vienen y piden un puñado de carne picada y cuentan las monedas para pagar”.
La rutina del asado del fin de semana también se está perdiendo, porque “la gente mira mucho lo que compra para tirar todo el mes. Cuando cobran ahora no compran mucha cantidad como antes, ahora compran muy poquito”, describió Randisi, y puntualizó que las ventas aumentan en la primera quincena, “pero de mitad de mes en adelante se nota un parate bárbaro”.
En pollo, la pata muslo, y en cerdo, el pechito, son las estrellas del momento, y en carne vacuna el puchero. A la hora de analizar el precio final de los productos, el carnicero comentó que “tenemos que sumar el alquiler que aumentó al doble, lo mismo la luz y las leyes sociales”.
Entrando en terreno político, el comerciante planteó que “todos votaron el cambio, y ahora habrá que seguir apoyando mientras podamos, no nos queda otra que seguir trabajando”, aunque reconoció que el descontento social va en aumento, “no recuerdo haber vivido otra baja del consumo como esta. Nunca vi al negocio tan parado como ahora”, y graficó: “La gente viene a buscar lo más barato y para el día. Se está consumiendo muchísimo menos carne y verduras”.
