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viernes 17 mayo 2024
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Catalina, la niña que cambió toda una escuela de Venado Tuerto

(PR/ Emanuel Fuertes) Catalina es una niña con un trastorno generalizado del desarrollo, a eso se le suma el autismo. Cursa segundo grado en la escuela N° 1198. Lo maravilloso de su historia de vida es cómo ha logrado que los niños hicieran suya la inclusión, aprendan lengua de señas, y sueñen con mostrar un modelo de escuela inclusiva de Venado Tuerto.

Roxana Zalazar, es su acompañante terapéutico, es interprete de lengua de señas, y hace casi dos años que trabaja en un proyecto para la inclusión con Catalina. Una de sus seños es Alejandra Galván, docente de la institución desde hace 9 años. Alejandra aceptó con toda alegría el reto de sumar a la niña a sus filas de estudiantes.

Cata, está integrada a la escuela con un proyecto para la inclusión, recibe acompañamiento a diario, cada día se trabaja para que incorpore algo diferente, y no sufra los cambios, por ejemplo, las molestias con el ruido, entre otras. El objetivo es que todo sea más sencillo, por esto se dio un gran paso cuando se incorporó la lengua de señas ya que sus compañeros y el resto del alumnado está muy entusiasmado con esta iniciativa, cada uno de ellos se comprometió y fueron aprendiendo poco a poco, comenzando con la fecha, el saludo, los himnos, los números, absolutamente todo en lengua de señas.

 

“Estoy maravillada de como la escuela ha intervenido en lo que refiere a discapacidad, tanto el personal docente como el no docente y todos los alumnos, el respeto y el amor que manejan es hermoso, estoy sorprendida, porque lo que pasa a diario en la escuela es espectacular.” aseguró Roxana, su acompañante.

Los avances de Catalina son notorios, ahora se encuentran trabajando todo lo sensorial, por ejemplo, se le hacía muy molesto las fiestas, la música, y ahora lo ha superado.

 

“Estamos solamente con un inconveniente que es el aplauso, pero los chicos han sumado el aplauso en lengua de señas, cuando ellos se retiran de la escuela, se canta el himno nacional, se lo hace con música y ahora también en lengua de señas, lo mismo sucede con los aplausos, entonces Catalina se ve incluida, se va a su casa contenta, en paz, y los chicos se ven felices de incluirla, realmente es maravilloso lo que la escuela ha incorporado.” celebró Roxana.

Por su parte su docente aseguró que “la tarea de los maestros es adaptarlos a lo que tenemos y utilizar todas las herramientas que estén a nuestro alcance y en la escuela tenemos la flexibilidad para hacer esto, los directivos nos acompañan, es un trabajo en conjunto”.

 

Sobre el día a día indicó que trabajan en lengua de señas todo, en el salón tienen el abecedario, los días de la semana, etc. Lo han incorporado de tal forma que “hay niños que cuando tienen que escribir me entienden más con las señas que con el sonido de la letra, entonces les hago la seña y ellos escriben el dictado. Y les es más fácil.” dijo Alejandra.

“Los compañeros de Catalina, tanto dentro de la escuela como fuera lo han tomado como algo natural, por ahí somos nosotros los adultos los que tenemos un poco más de prejuicio o miramos diferente, en cambio los niños no.” reflexionó Roxana.

Para felicidad de todos, Catalina es una nena que llega a la institución contenta, alegre, “la ves entrar y su cara te muestra su felicidad, y cuando es el momento de retirarse a veces no quiere irse porque ella se siente muy bien en la escuela, todos la quieren, es un grupo muy lindo, se reciben todos con mucha contención.” afirmó Roxana.

 

Las ganas que Catalina tiene de aprender, de venir a la escuela es invalorable. Roxana y Alejandra coinciden al decir “lo que nosotros aprendemos de Catalina es mucho más de lo que le enseñamos.”

 

¡Un aplauso para Catalina, sus compañeros, Roxana y Alejandra y para toda la escuela 1198!

 

 

 

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