ESCUCHA RADIO MIL9
ESCUCHA RADIO MIL9
martes 30 abril 2024
19.3 C
Venado Tuerto
InicioJusticiaLo condenó por un crimen y le escribió una carta a él...

Lo condenó por un crimen y le escribió una carta a él y otra a la familia de la víctima

Juan Cruz Ibáñez tenía 23 años, era oriundo de la localidad de Murphy y le restaban dos materias para recibirse de ingeniero en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN), trabajaba en el desarrollo de proyectos especiales para una empresa de investigación tecnológica y vivía en un departamento del 2º piso de Zeballos 2131. La madrugada del 29 de junio de 2018, mientras dormía, un adolescente de 17 años escaló hasta la propiedad por el frente del edificio y lo atacó con un arma blanca causándole 26 heridas mortales. Tras ello escapó llevándose numerosas pertenencias de la víctima, las que cargó en un taxi que atinó a pasar por el lugar y lo trasladó hasta una vivienda de la zona sur de la ciudad. El testimonio del chofer de ese auto, quien al enterarse del crimen se presentó en los Tribunales para declarar sus sospechas, llevó a los investigadores hasta la casa del sospechoso. Tres años y medio después de aquel hecho, y cuando el agresor ya es mayor de edad, la jueza de Menores María Dolores Aguirre Guarrochena lo condenó a 17 años de prisión por homicidio criminis causa, es decir que mató para ocultar el robo. En su fallo, la magistrada no sólo avaló las tareas investigativas sino que en un hecho casi inédito, redactó dos cartas: una para el condenado y otra para la familia de la víctima.

La sentencia, que no está firme, trascendió ayer de manera extraoficial y recayó sobre Lucas Ezequiel Ojeda, quien se encuentra preso en la cárcel de Piñero desde que cumplió 18 años. En ese marco y, teniendo en cuenta la evolución que parece estar desarrollando el muchacho en su lugar de encierro, es que la magistrada ordenó al Servicio Penitenciario santafesino que lo elimine de la categoría de “preso de alto perfil” que tuvo hasta el dictado de la pena.

La jueza también ordenó que el homicida sea incorporado a la escuela primaria para que pueda empezar a cursar desde el 5º grado en la modalidad presencial; que sea integrado a talleres de deconstrucción de masculinidades hegemónicas a fin de poder visibilizar el mandato de violencia y superioridad física, sin que pueda alegarse la inexistencia de tales talleres intramuros como justificación para el incumplimiento de esta medida; la incorporación en talleres de expresión artística (fundamentalmente, escritura y música); y que reciba asistencia psicológica y psiquiátrica.

De acuerdo a la mecánica explicada en la resolución de la magistrada, Ojeda escaló por el exterior del edificio de Zeballos 2131 e ingresó por el balcón al departamento del 2º piso B donde vivía Ibáñez, quien entonces se encontraba durmiendo. En esa situación fue atacado por la espalda por el agresor que, con un arma blanca, le asestó una gran cantidad de puntazos que le provocaron un shock hipovolémico por hemorragia torácica.

Tras recorrer palmo a palmo el departamento y robar un sinfín de objetos de Juan Cruz, Ojeda intentó huir en un auto estacionado en la cochera del edificio pero no pudo. Entonces sacó todo lo robado a la calle en cuatro grandes bolsas, paró un taxi y se dirigió a la casa que compartía con su hermana en Chacabuco al 4200, una vivienda que fue allanada por la entonces Policía de Investigaciones (PDI) tras el testimonio que brindó el taxista que lo trasladó sin saber lo que había ocurrido.

Pero Ojeda no estaba el día del allanamiento. El 3 de julio había abordado un colectivo fletado por la comunidad Qom con el fin de llegar a la provincia de Chaco, donde tiene familiares. Por entonces ya se había comunicado con su padre, a quien le había dicho que “tenía miedo y estaba arrepentido” por el crimen cometido así como también por los otros seis robos que se le imputaron. Aquel micro en el que viajaba fue interceptado por la policía en el kilómetro 90 de la autopista Rosario-Santa Fe y desde entonces Ojeda está tras las rejas. En una primera instancia el joven permaneció alojado en lo que fue el Instituto de Recuperación de Adolescentes de Rosario (Irar) y cuando cumplió 18 años fue derivado al penal de Piñero.

En tanto, los familiares de Juan Cruz Ibáñez se movilizaron desde el primer día del crimen y no solo reclamaron una dura condena para Ojeda sino que acompañaron el pedido de la Fiscalía para que sea acusado de “homicidio triplemente calificado por alevosía, ensañamiento y criminis causa, y agravado por escalamiento en calidad de autor del hecho”. Sin embargo, la jueza de Menores María del Carmen Musa, quien instruyó la causa y consideró responsable penal al adolescente, sólo se apoyó en la hipótesis de un homicidio criminis causa (para ocultar otro delito) y manifestó en su resolución que “Ibáñez se presentó para Lucas como un obstáculo a ser removido y no encuentro acreditado que haya actuado ocultando su ánimo hostil”.

En aquel momento la magistrada manifestó en su resolución que no consideraba “que Lucas aumentara adrede y de modo innecesario los padecimientos de la víctima” y que las múltiples heridas de arma blanca que causaron la muerte de Ibáñez “no se constituyen en indicador objetivo del dolo conativo del perpetrador, el que radicó en todo momento en apartar a la víctima para consumar el robo”. “No encuentro acreditado que el imputado hubiese pretendido que Ibáñez sufriera de modo excesivo e innecesario sino que se presentó como un obstáculo a ser removido (…) e hizo todo lo que estuvo a su alcance para eliminar la resistencia del morador, propietario del ansiado botín que fue a buscar”.

Carta a la familia de Juan Cruz

En un fragmento de la resolución, la jueza dedica un texto a la familia de Juan Cruz Ibáñez“Quisiera expresarles mis condolencias por el lamentable fallecimiento de Juan Cruz. Si bien se los he expresado en oportunidad de conversar personalmente, quisiera reiterarlo en esta oportunidad, como un modo de manifestarles que no se me escapa el enorme dolor que este acontecimiento provocó en cada uno de ustedes y en la familia en general, aún en la actualidad.

Lo que hizo Ojeda es totalmente reprochable y tal vez la condena pueda parecerles insuficiente. Les puedo asegurar que, en términos existenciales, esta condena es igual a toda la vida transcurrida por Ojeda hasta el momento de este penoso hecho. En estos términos -en los existenciales, me refiero-, una pena de 17 años es una sanción dura. No obstante lo dicho, tienen a su disposición los mecanismos jurídicos para que esta sentencia sea revisada por instancias superiores.

Espero que de este acontecimiento traumático puedan sacar fortaleza. Existen incontables ejemplos de personas que lo lograron, dando un nuevo sentido al dolor. Quiero agradecerles el respeto que me dispensaron en aquellas ocasiones en las que han venido al Juzgado, sabiendo que para ustedes los tiempos judiciales son dilatados y que quizás esperaban respuestas más inmediatas.

Por último, me permito humildemente sugerir que se preserven de algunas personas que pretenden sacar de este triste suceso rédito político. En primer lugar, porque Juan Cruz no se lo merece (no se merece ser convertido en un medio para un fin, sino que es un fin en sí mismo) y en segundo lugar porque todos los organismos del Estado, sin excepción, somos responsables -cada uno dentro de nuestras respectivas competencias- de un estado de cosas que ha derivado en un hecho como el que hoy lamentamos”.

Carta al condenado

Asimismo la magistrada, en su fallo, le escribió al muchacho que deberá purgar 17 años de cárcel. “Estimado Lucas: Por medio de esta sentencia te impongo una pena de 17 años de prisión por todos los hechos que cometiste siendo menor de edad, entre los que está el fallecimiento de Juan Cruz Ibáñez. Tal como charlamos en el último encuentro, vos mismo reconocés el dolor que provocaste y que no le deseás eso a ninguna persona. Si bien vos afirmás que fue «Leo» el que mató a Juan Cruz, lo cierto es que en toda la investigación que se desarrolló (que fue muy larga y detallista) no hay ninguna prueba de que en ese lugar haya habido otra persona con vos. En definitiva, creo que tenés que asumir el hecho como tuyo, como un primer paso para responsabilizarte.

También hablamos en el encuentro que tuvimos de algunos problemas de convivencia que tenés en el penal. Y te recuerdo que dijimos que es muy importante que no sigas repitiendo esas conductas, no sólo porque el único perjudicado sos vos, sino -fundamentalmente- porque sos una persona inteligente que puede resolver sus conflictos de otra manera: hablando.

En esta sentencia también dispongo que se te suprima la categoría de «preso de alto perfil», a fin de que te puedas incorporar urgente a la escuela y a talleres grupales de expresión artística. Aún recuerdo la poesía que me recitaste y que te gusta tocar la guitarra. El arte es una de las formas del amor. Pero no me refiero al amor de las películas románticas, sino al amor que debería existir entre los seres humanos. Por eso me parece tan importante que sigas escribiendo, aprendiendo música y haciendo actividades de ese tipo, sobretodo con otras personas que también te compartan lo que hagan.

Por último, recordá que siempre va a estar la posibilidad de pedir perdón y de escribir una carta a los familiares de Juan Cruz. Acordate también que dijimos que quizás ellos no puedan leer la carta ya mismo (o quizás que no la lean nunca) y que también hay que respetar esa decisión. Pero a pesar de esto, el simple hecho de que vos puedas pedir perdón de corazón es un gran paso para restaurar y sanar. Te dejo un abrazo cordial”.

 

 

Fuente: La Capital

Te puede interesar

TE PUEDE INTERESAR

No puedes copiar el contenido de esta página.