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Un estudiante universitario necesita 100 mil pesos para vivir en Rosario

Llegan desde otras poblaciones y se les hace complejo solventarse. La Asociación de Inquilinos corroboró datos de los propios alumnos

La crisis golpea y el anhelo de obtener un título universitario para proyectarse a nivel laboral y personal se hace cuesta arriba. Para tomar como referencia, un alumno que cursa estudios superiores y proviene de una localidad distante a más de 100 kilómetros y, por ende, debe permanecer toda la semana en Rosario necesita, en promedio, entre 70 y 100 mil pesos por mes para vivir, según los datos de la Federación Universitaria de Rosario (FUR). El cálculo incluye alimento, transporte y el rubro que más eleva la ecuación y preocupa a las familias: alquiler. Una encuesta de la Oficina Municipal de Defensa al Consumidor indica que se deben agrupar cada vez más jóvenes para continuar con su carrera, lo cual atenta contra la calidad de vida y contribuye al hacinamiento.

El estrago económico por el que atraviesa el país carcome el poder adquisitivo y merma ostensiblemente la posibilidad de muchos jóvenes de acceder o mantener los estudios universitarios. A ese derecho de “estudiar algo” se interpone la urgencia de buscar un empleo para sobrellevar la situación.

Los estudiantes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) sacan cuentas que incluso pueden quedar cortas. Toman parámetros de jóvenes que deben radicarse en Rosario y pagar un alquiler de un departamento un dormitorio, de entre 35 y 55 mil pesos, impuestos, gastos de transporte (35 pesos el boleto estudiantil y gratis si gestionaron el Boleto Educativo Gratuito), alimentación y material de estudio.

Según ese relevamiento, una familia debe destinar entre 70 y 100 mil pesos al mes para sostener la carrera de un joven. “Es un número que hasta es austero, y lo tomamos de hablar con nuestros compañeros y ver su realidad. Alquiler un departamento de una habitación cerca de la Facultad de Ciencias Médicas puede costar hasta 55 mil pesos al mes, sin contar expensas ni servicios. Es muy preocupante”, indicó Sheila Escalada, secretaria de la FUR, esta semana tras alertar sobre una llamativa deserción en las facultades.

El termómetro de esta problemática también está bajo la mirada de los operadores inmobiliarios. “Un departamento de un dormitorio en zona de facultades puede costar 35 a 40 mil pesos promedio. Si se suman 4.000 o 5.000 pesos de expensas, más 2.000 de agua, TGI, luz y gas, hay que hablar de 45 a 50 mil pesos. A eso hay que sumarle, comida, transporte, libros”, detalló Carlos Rovitti, agente inmobiliario y dirigente del Observatorio Inmobiliario Nacional.

Esas cifras promedio y volátiles, como la economía, tienen alguna diferencia con las que expone la FUR. Aunque se acercan y coinciden cuando Rovitti admite que en su cartera de clientes tiene padres que hacen un esfuerzo extraordinario. “Algunos gastan entre 90 y 100 mil pesos al mes para que sus hijos puedan estudiar. Es gente que trabaja en fábricas o comercios y perdió mucho poder adquisitivo. Los valores volaron por los aires, el costo de vida es altísimo”, graficó.

Desde la Asociación de Inquilinos de Rosario y del Movimiento Nacional de Inquilinos coinciden con el análisis de los estudiantes. “Es así, claramente. Se dio una deserción este año. En la Facultad de Ciencia Política se pudo ver una merma en el padrón con respecto a las elecciones de 2019 cuando había 3.000 estudiantes, y este año eran la mitad. Muchos no continuaron, o se dio una deserción generalizada por la crisis”, puso como ejemplo Emanuel Canelli quien, además de bregar por los derechos de los inquilinos, es licenciado en Ciencia Política.

De acuerdo a esa perspectiva, Canelli plantea una mirada global. “El acceso a la vivienda es un derecho, y el Estado debe velar por eso. Siempre nos planteamos de quién es el problema, si de los inquilinos o de toda la sociedad. A corto plazo es de los que alquilan, pero a mediano y largo plazo es de todos, porque hay un tercio de la argentinos que alquilan”.

Para Canelli, los estudiantes representan “un gran motor de la sociedad, no solo porque serán los profesionales del futuro, sino porque es mano de obra que tiene que salir a trabajar hoy para solventar su carrera, además de la ayuda familiar que reciben. Es un problema para el futuro y su programa de vida”.

Advierte que los datos del ultimo censo nacional no solo permitirán conocer cuántas personas alquilan, o la cantidad de inmuebles ociosos. “Podremos saber la cantidad de jóvenes de entre 20 y 30 años que siguen viviendo con sus padres porque no pueden afrontar un alquiler”.

“Vemos jóvenes que se juntan para poder afrontar un alquiler, de a dos o tres. Hay carteles en las facultades para compartir viviendas. Hoy es muy difícil que pueda vivir una persona sola. No solo eso, sino que se deben hacer frente a los gastos iniciales de alquiler, se hace muy cuesta arriba. Para ingresar a una vivienda piden hasta 200 mil pesos”, describió Canelli.

Más allá de la cuestión nacional o local, entiende que la problemática viene “aparejada de dos procesos mundiales: los sectores económicos concentrados que aplican sus excedentes en invertir en el mercado inmobiliario, y una relación simbiótica con el proceso de inquilinización de personas para acceder a una vivienda. La casa propia ya es muy difícil”.

Según Canelli, la ley de alquileres “ensaya un intento de control del mercado y es un puntapié inicial, pero hay que seguir. Tiene algo muy positivo que es el único valor de un bien o servicio que se mantiene estable por un año. Pero el problema de la inflación va a representar un cimbronazo bastante fuerte a la hora de renovar”.

Para Rovitti, ese será un punto de quiebre para tener un panorama más certero sobre la estadía de los estudiantes en Rosario. “En Buenos Aires, Córdoba y Rosario hubo rescisiones de contrato pero no fue tan grande. Lo vamos a ver recién cuando se tenga que renovar, entre diciembre y febrero, cuando además llegan los nuevos estudiantes. La inflación con 64 por ciento interanual y una proyección de tres dígitos a fin de año van impactar. Por ahora se tironea para llegar a fin de año, y después ver qué pasa”.

El agente inmobiliario alertó sobre otro componente que puede gravitar en las condiciones de los inquilinos. “Si liberan las tarifas de los consorcios, aquellos que tienen luz en palieres, bombas de agua, calderas, van a triplicar o cuadriplicar el valor que pagan hoy. Es muy difícil para la gente sostener esto”.

 

 

Fuente: La Capital

 

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